VATICANO,
En la tercera Congregación General del Sínodo Especial para Oriente Medio que se realizó esta mañana, los Obispos explicaron que "la emigración es el mayor desafío que amenaza" la presencia de los católicos en esta región.
Además de este tema, los prelados también se refirieron al desafío de las sectas, las relaciones con los musulmanes y la ayuda del mundo católico a los fieles de esta región en donde quienes creen en Cristo son minoría.
En su intervención el Arzobispo de Kirkuk, Mons. Louis Sako, señaló que "el mortal éxodo que aflige a nuestras Iglesias no se podrá evitar. La emigración es el mayor desafío que amenaza a nuestra presencia. Las cifras son preocupantes. Las Iglesias Orientales y también la Iglesia Universal, deben asumir las propias responsabilidades y hacer, con la comunidad internacional y las autoridades locales, elecciones comunes que respeten la dignidad de la persona humana".
"Elecciones que se basen en la igualdad y en la plena ciudadanía, con compromisos de asociación y de protección. La fuerza de un Estado se debe fundar en la credibilidad cuando aplica las leyes al servicio de los ciudadanos, sin discriminación entre mayoría y minoría. Queremos vivir en paz y libertad, en vez de sobrevivir".
Por su parte el Arzobispo de Antelias de los maronitas, Mons. Yousseff Béchara, indicó que "debido a que la gran mayoría de los países de Oriente Medio es musulmana y rechaza la laicidad, sería preferible para nuestro Sínodo utilizar en su lugar el término ciudadanía o estado cívico, porque es un término más admisible y abarca las mismas realidades. Pero para que la realidad de la ciudadanía sea admitida, generalizada e integrada a nivel de las constituciones y, sobre todo, de la mentalidad, se requiere un doble trabajo".
Este trabajo, explicó, debe realizarse "a nivel societario popular, los medios de comunicación social pueden ser de gran ayuda porque se trata de inculcar en las masas las nociones que la ciudadanía implica, sobre todo la igualdad de todos y la aceptación de la diversidad religiosa y cultural. A nivel educativo la noción de ciudadanía puede ser enriquecida a lo largo de los años de formación. Es indispensable una tarea de depuración a nivel de los programas para eliminar las discriminaciones. Este doble trabajo es necesario si se quiere superar el nivel de las clases altas, que admiten la ciudadanía, el diálogo y la libertad, para llegar a las masas que pueden ser manipuladas y abandonarse a todo tipo de extremismo".