VATICANO,
Al presidir esta mañana la primera Congregación General del Sínodo de los Obispos de Medio Oriente, el Papa Benedicto XVI explicó la importancia de la Virgen María como Madre de Dios y Madre de la Iglesia; y resaltó que con junto a ella y con la fe de los sencillos en la Iglesia, que es la verdadera sabiduría, se puede vencer a los "falsos dioses" actuales como la droga, la esclavitud, las ideologías terroristas y el poder.
Ante los padres sinodales, el Santo Padre hizo una reflexión en la que explicó la importancia que tiene la Virgen María en la Iglesia y recordó que el 11 de octubre de 1962 el Papa Juan XXIII, a quien los católicos recuerdan hoy, inauguró el Concilio Vaticano, ya que en aquel entonces se celebraba en esta fecha la fiesta de la Maternidad divina de María, que actualmente se festeja el 1 de enero.
La fiesta de la Madre de Dios, dijo luego el Papa, encierra un misterio difícil de entender: "¿Cómo es posible? Dios es eterno, es el Creador. Nosotros somos creaturas, estamos en el tiempo: ¿cómo es posible que una persona humana sea Madre de Dios, del Eterno, dado que estamos en el tiempo y todos somos creaturas?"
El Concilio de Éfeso, prosiguió, entendió que María es verdaderamente la Theotokos, la Madre de Dios: "Dios no se ha quedado en sí, ha salido de sí y se ha unido tan radicalmente con Jesús que este hombre Jesús es Dios, y si hablamos de Él podemos siempre hablar de Dios".
Así, con la Encarnación, con la existencia de la Theotokos, continuó el Papa, "estamos en relación con Dios y Él realmente ha creado una relación con nosotros. En aquel momento Dios quería nacer de una mujer y ser siempre Él mismo: este es el gran acontecimiento" y de esta manera se puede entender la profundidad del acto de Juan XXII de confiar el Concilio a la Virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia.