VATICANO,
En su último encuentro con miles de jóvenes congregados en la Plaza Politeama en Palermo, el Papa Benedicto XVI propuso el testimonio de la nueva joven beata fallecida a los 19 años, Chiara "Luce" Badano; y señaló que los jóvenes y las familias que viven su vida de acuerdo al Evangelio son verdaderos signos de esperanza para el mundo de hoy.
Tras comentar que la joven beata irradiaba la luz de Cristo a los demás, el Papa dijo que sus padres "encendieron en el alma de la hija la llama de la fe y la ayudaron a mantenerla siempre encendida, también en los momentos difíciles del crecimiento y sobre todo en la gran prueba del sufrimiento" y explicó que "la relación entre los padres y los hijos es la llama de la fe que se transmite de generación en generación".
"La familia es fundamental, porque allí germina en el alma humana la primera percepción del sentido de la vida. Florece en la relación con la madre y con el padre, que no son dueños de la vida de los hijos, sino los primeros colaboradores de Dios para la transmisión de la vida y de la fe".
Seguidamente el Pontífice indicó que en Sicilia existen "espléndidos testimonios de jóvenes crecidos como bellos árboles, frondosos", el Santo Padre les pidió que no tuvieran miedo de "contrarrestar el mal. ¡No cedáis a las sugestiones de la mafia, que es un camino de muerte, incompatible con el Evangelio, como tantas veces han dicho vuestros obispos!".
Al comentar el tema de la próxima Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Madrid en 2011: "Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe", el Papa señaló que "la imagen del árbol nos dice que cada uno de nosotros necesita un terreno fértil en el cual arraigar las propias raíces, un terreno rico de sustancias nutritivas que hacen crecer a la persona: son los valores, pero sobre todo, el amor y la fe, el conocimiento del verdadero rostro de Dios, la conciencia de que Él nos ama infinitamente, fielmente y pacientemente hasta dar la vida por nosotros".
"En este sentido, la familia es ‘pequeña iglesia’, porque transmite a Dios, transmite el amor de Cristo, en virtud del Sacramento del matrimonio. La familia, para ser ‘pequeña iglesia’, debe vivir dentro de la ‘gran Iglesia’, es decir en la familia que Cristo vino a formar".