VALENCIA,
María José Solaz Viana es una valenciana de 36 años de edad y desde niña padece una enfermedad degenerativa que ahora le impide valerse por sí misma. Ella asegura que su vida es bella, no se cansa de dar gracias a Dios por "poder llevar la cruz de las personas que sufren" y es conocida porque todos los días pasa largas horas en oración en su parroquia.
Según informa la agencia AVAN, María José vive en Caudete de las Fuentes, Valencia, y sufre una ataxia de Friedreich que afecta progresivamente su sistema nervioso y muscular. Hace 20 años utiliza una silla de ruedas para desplazarse y desde hace diez su discapacidad alcanzó el grado máximo, por lo que depende de otras personas para todo.
María José ha encontrado su fuente de fortaleza en la oración. Todos los días permanece dos horas a solas en su parroquia rezando y pide a Dios, entre otras cosas, por "los males de quienes sufren y me piden que ore por ellos" o, "al menos, para que encuentren alivio".
A los 9 años de edad, cuando recibió la Primera Comunión, recibió la noticia de su enfermedad y recuerda que "el último día que pude andar por mí misma fue el de mi Confirmación", a los 15 años.
Según AVAN, "en los meses siguientes, su musculatura se fue atrofiando como consecuencia de la enfermedad que le afecta ya a todo el cuerpo. En 1995, su grado de discapacidad era del 95 por ciento, según los estudios médicos que se le hicieron, y hace ya una década llegó al cien por cien. Además de no poder mover apenas parte alguna de su cuerpo, desde hace años padece graves dificultades para oír, ver y, sobre todo, hablar".
María José ha escrito numerosas cartas a Dios para "agradecerle el regalo de cada nuevo día" y aunque en los últimos meses le resulta más difícil usar la computadora, cuenta con reflexiones y meditaciones que siempre comienzan con el agradecimiento a Dios.