VATICANO,
En la Audiencia General de este miércoles celebrada ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI habló de Santa Matilde de Hackeborn que vivió entre el 1241 y 1298, quien fuera una de las grandes figuras del monasterio alemán de Helfta. Esta mujer, explicó el Santo Padre, muestra a los católicos que la oración cotidiana y la vivencia intensa de la liturgia, especialmente la Eucaristía, son escuela de espiritualidad y camino de amistad con Dios.
El Papa relató que Matilde, hija de los barones de Hackeborn, ingresó muy joven en el monasterio de Helfta donde su hermana, Santa Gertrudis, fue abadesa durante cuarenta años. Gertrudis dio "una impronta peculiar a la espiritualidad del monasterio, que conoció un florecimiento extraordinario como centro de mística y cultura, escuela de formación científica y teológica".
Seguidamente recordó que las religiosas de Helfta gozaban de "una elevada instrucción intelectual que les permitía cultivar una espiritualidad fundada en la Sagrada Escritura, la Liturgia, la tradición Patrística y la regla y la espiritualidad cisterciense".
Benedicto XVI afirmó luego que la fuente principal para conocer la vida de Matilde es precisamente el libro escrito por su hermana titulado "El libro de las gracias", donde la describe como dotada de elevadas cualidades naturales y espirituales como "la ciencia, la inteligencia, el conocimiento de las letras humanas, la voz de una suavidad maravillosa".
Matilde, cuando todavía es muy joven, pasa a ser directora de la escuela del monasterio de Helfta y más tarde directora del coro y maestra de novicias. La santa poseía además "el don divino de la contemplación mística" y era "maestra de fiel doctrina y gran humildad, consejera, consoladora y guía en el discernimiento".
Por eso, "muchas personas, no solo en el monasterio, sino también ajenos a él, atestiguaban que les había librado de sus penas y que no habían sentido nunca tanto consuelo como a su lado", dijo el Santo Padre.