CIUDAD DEL ESTE,
En un reciente mensaje, el Obispo de Ciudad del Este (Paraguay), Mons. Rogelio Livieres, alentó a defender la familia, base de la sociedad y de la naturaleza humana, ante "agresivos grupos minoritarios que ejercen una poderosa presión mediática, económica y política para cambiar la definición misma de familia y de matrimonio".
Al iniciar su mensaje el Prelado advierte del ataque al que es sometida la familia y señala que "todos sabemos por la propaganda que nos inunda a través de los medios de comunicación que estas minorías están llevando a cabo estas campañas en la mayoría de nuestros países. También en Paraguay están a punto de cambiar leyes fundamentales que atentarán contra lo que somos como personas humanas y como hijos de Dios".
El Obispo explica luego que "la Biblia, la tradición de todos los pueblos y el sentido común nos enseñan que el matrimonio es la unión del hombre y la mujer. Incluso la misma palabra ‘matrimonio’, en el viejo latín de los romanos antes de que fueran cristianos, significa ‘hacerse cargo de la madre’ o ‘proteger a la mujer que es madre’".
"Es decir, ‘matris’ y ‘munio’, ‘matri-monio’. El matrimonio, entonces, es la institución que protege a la mujer para que, al unirse a un hombre y volverse madre, no quede desamparada junto con sus hijos, que necesitan protección, mantenimiento y educación. El matrimonio asegura que ni la madre ni los hijos puedan ser abandonados irresponsablemente por el padre".
Seguidamente Mons. Livieres recuerda que "es importante que, como sociedad, vivamos de nuestra tradición y estemos abiertos al futuro, respetando siempre a todas las minorías legítimas. Pero estas minorías no pueden agredir los derechos de la mayoría. Ni tampoco pueden las mayorías ni las minorías manipular la naturaleza humana ni agredir la ley de Dios".
Ante el avance de las uniones homosexuales equiparadas al matrimonio y la concesión del derecho de adopción, el Prelado subraya que "sin caer en discriminación injusta, no podemos permitir que esas minorías nos roben nuestra identidad como seres humanos e hijos de Dios. No pueden robarnos lo nuestro, y menos a los hijos y a su educación. Que no quieran robarnos lo que sólo un hombre y una mujer pueden dar con la ayuda de Dios… ¡la vida!"