VATICANO,
En la Audiencia General de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI recordó su reciente viaje al Reino Unido, realizado del 16 al 19 de septiembre, "un acontecimiento histórico que ha marcado una nueva fase importante en la historia larga y compleja de las relaciones entre esas poblaciones y la Santa Sede".
Sobre el encuentro con la Reina Isabel II en Edimburgo, Escocia, el Santo Padre destacó que "fue muy cordial, y se caracterizó por el intercambio de pareceres sobre algunas profundas preocupaciones para el bienestar de los pueblos del mundo y el papel de los valores cristianos en la sociedad".
En Glasgow, donde celebró la primera Misa de su viaje, precisamente en la fiesta litúrgica de San Ninián, primer evangelizador de Escocia, recordó "la importancia de la evangelización de la cultura, especialmente en nuestra época en la que un relativismo generalizado amenaza con oscurecer la verdad inmutable de la naturaleza del hombre".
El Papa Benedicto XVI señaló que la segunda jornada del viaje empezó con el encuentro en Londres con el mundo de la educación católica, donde "recordé la importancia de la fe en la formación de ciudadanos maduros y responsables. A los numerosos adolescentes y jóvenes que me acogieron con simpatía y entusiasmo, les dije que no persiguieran objetivos limitados, contentándose con decisiones cómodas, sino que aspiraran a algo más grande, es decir, la búsqueda de la verdadera felicidad, que sólo se encuentra en Dios".
"En el sucesivo encuentro con los responsables de las otras religiones más representadas en el Reino Unido, señalé la necesidad ineludible de un diálogo sincero, que tiene que respetar el principio de reciprocidad para que sea totalmente fructífero. Al mismo tiempo, hice hincapié en la búsqueda de lo sagrado como terreno común a todas las religiones sobre el que fortalecer la amistad, la confianza y la cooperación".
Benedicto XVI dijo luego que "la visita fraterna al arzobispo de Canterbury fue la oportunidad para reiterar nuestro compromiso de dar testimonio del mensaje cristiano que une a católicos y anglicanos. Posteriormente tuvo lugar uno de los momentos más significativos del viaje apostólico: el encuentro en el gran salón del Parlamento británico, donde subrayé que la religión, para los legisladores, no debe ser un problema que hay que resolver, sino un factor que contribuye fundamentalmente al camino histórico y al debate público de la nación, especialmente al recordar la importancia vital del fundamento ético para las decisiones en los diversos sectores de la vida social".