VATICANO,
Un nutrido número de fieles se dio cita este medio día en la plaza centra del Castel Gandolfo para rezar el Ángelus con el Papa Benedicto XVI, quien en sus palabras para introducir la oración mariana recordó que Dios está incansablemente buscándonos y recorriendo aquel camino que de Él nos separa.
“Cuando Jesús habla del pastor que va tras la oveja descarriada, de la mujer que busca el dracma, del padre que sale al encuentro del hijo pródigo y lo abraza, no se trata sólo de meras palabras, sino que es la explicación de su propio ser y actuar”, dijo el Santo Padre meditando sobre el Evangelio de hoy.
Continuando con su reflexión en torno a las parábolas hodiernas el Pontífice dijo: “El pastor que encuentra la oveja perdida es el mismo Señor que toma sobre sí, con la Cruz, la humanidad pecadora para redimirla. El hijo pródigo es un joven que tras tomar la herencia del padre parte a un país lejano desperdiciando su patrimonio. Reducido a la miseria, se vio obligado a trabajar como esclavo, aceptando incluso alimentarse con comida destinada a los animales”.
El Papa citó al doctor de Hipona, San Agustín, para describir el recorrido interior del hijo pródigo, y en él de todos los hombres, del pecado hacia Dios, hacia el Padre: “Es el mismo Verbo que te grita que regreses; el lugar de la tranquilidad imperturbable es donde el amor no conoce el abandono”.
“¿Cómo no abrir nuestro corazón a la certeza que, a pesar de ser pecadores, somos amados por Dios?”, preguntó el Pontífice. “Él no se cansa nunca de salir a nuestro encuentro, recorre siempre en primer lugar el camino que nos separa de Él”.
Más adelante Benedicto XVI recordó que “solo la fe puede transformar el egoísmo en alegría y reanudar en modo justo la relación con el prójimo y la relación con Dios”.