VATICANO,
El Papa Benedicto XVI recordó a los obispos que “el testimonio de la propia vida es condición esencial para la eficacia profunda de la predicación” y les pidió proclamar la verdad cristiana convencidos de que ésta “responde a la necesidad profunda de la existencia humana”.
“La vida del Obispo debe ser una oblación continua a Dios por la salvación de su Iglesia y, en especial, por la salvación de las almas que le han sido confiadas. Esta oblación pastoral constituye también la verdadera dignidad del Obispo: que deriva del ser siervo de todos, hasta dar la propia vida”, afirmó el Pontífice al recibir esta mañana en Castelgandolfo a un grupo de nuevos obispos.
“El episcopado, en efecto – al igual que el presbiterado – nunca se debe malinterpretar siguiendo categorías mundanas. Es servicio de amor. El Obispo está llamado a servir a la Iglesia con el estilo del Dios hecho hombre, siendo cada vez más plenamente siervo del Señor y siervo de la humanidad. Es sobre todo servidor y ministro de la Palabra de Dios”, agregó.
El Pontífice explicó que en especial en las comunidades que se viven en situaciones de ‘frontera’ religiosa, antropológica y social, siendo incluso presencia minoritaria, los pastores no deben “ceder al pesimismo y desaliento, porque es el Espíritu Santo el que guía a la Iglesia y le da – con su soplo poderoso – la valentía de perseverar y de buscar nuevos métodos de evangelización, para alcanzar ámbitos hasta ahora inexplorados”.
“La verdad cristiana es atrayente y persuasiva precisamente porque responde a la necesidad profunda de la existencia humana, anunciando de forma convincente que Cristo es el único Salvador de todo el hombre y de todos los hombres. Este anuncio sigue siendo válido hoy así como lo fue al comienzo del cristianismo, cuando se obró la primera gran expansión misionera del Evangelio. Queridos Hermanos en el Episcopado, es en la potencia del Espíritu Santo que tenéis la sabiduría y la fortaleza para lograr que vuestras Iglesias testimonien la salvación y la paz”, agregó.
El Papa hizo estas reflexiones en la audiencia que concedió a los obispos participantes en el curso de actualización organizado por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.