VATICANO,
El Papa Benedicto XVI dedicó su catequesis de los miércoles a seguir reflexionando sobre la mística alemana Santa Hildegarda de Bingen y destacó la peculiar contribución de las mujeres a la teología en la historia.
El Santo Padre explicó desde el Aula Pablo VI que en aportes como los de Santa Hildegarda "vemos cómo la teología también puede recibir una contribución peculiar de las mujeres, porque son capaces de hablar de Dios y de los misterios de la fe con su inteligencia y sensibilidad propias".
En este sentido, alentó a "todas las que desarrollan este servicio a realizarlo con profundo espíritu eclesial, alimentando la propia reflexión con la oración y teniendo en cuenta la gran riqueza, aún en parte inexplorada, de la tradición mística medieval, sobre todo la representada por modelos luminosos como Hildegarda de Bingen".
Hablando sobre Santa Hildegarda de Bingen, el Pontífice recordó que "se distinguió por su santidad de vida y su sabiduría espiritual". Subrayó que las visiones místicas de las que gozó durante su vida, "eran ricas en contenido teológico. Hacen referencia a los principales acontecimientos de la historia de la salvación, y usan un lenguaje principalmente poético y simbólico. Por ejemplo, en su obra más famosa, titulada ‘Scivias’, es decir, ‘Conoces las vías’, resume en treinta y cinco visiones los eventos de la historia de la salvación, desde la creación del mundo al fin de los tiempos. En la parte central de su obra desarrolla el tema del matrimonio místico entre Dios y la humanidad realizado en la Encarnación".
Hablando de otros escritos de la santa, el Papa recordó " el "Liber vitae meritorum" (Libro de los méritos de la vida) y el "Liber divinorum operum" (Libro de las obras divinas), también llamado "De operatione Dei". En el primero, "subraya la profunda relación entre el hombre y Dios y nos recuerda que toda la creación, de la que el ser humano es la cumbre, recibe la vida de la Trinidad". En el segundo, "considerado por muchos su obra maestra, describe la creación en su relación con Dios y la centralidad del hombre, con un fuerte cristocentrismo de sabor bíblico-patrístico".
El Santo Padre señaló que Hildegarda "se ocupó de medicina y de ciencias naturales, así como de música. Para ella, toda la creación es una sinfonía del Espíritu Santo, que es en sí mismo alegría y júbilo".