VATICANO,
Miles de fieles y peregrinos provenientes de diversos lugares del mundo se reunieron este mediodía en la Plaza central de Castel Gandolfo para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien al introducir la oración a la Madre de Dios, a quien la Iglesia recuerda hoy en su advocación de María Reina, resaltó que ella es el es el ejemplo perfecto de cómo Dios señala el camino al Cielo como el de los humildes como ella.
“La Madre de Cristo es contemplada mientras es coronada por su Hijo, y así asociada a la Realeza universal. La Virgen María es el ejemplo perfecto de la verdad evangélica por la que Dios rebaja a los soberbios y a los potentes de este mundo y eleva a los humildes”, dijo el Papa en el día en que la Iglesia universal celebra a la Madre de Dios con el título de Reina.
El Pontífice resaltó como “la pequeña y simple jovencita de Nazaret se ha convertido en la Reina del mundo”, y definió esta realidad como “una de las maravillas que revela el corazón de Dios”.
“Naturalmente –agregó– la realeza de María es totalmente relativa a la realeza de Cristo: Él es el Señor que tras la humillación del muerte en la cruz, ha sido exaltado por el Padre sobre toda criatura en el cielo, en la tierra y por debajo de ésta”.
Asimismo el Santo Padre hizo notar que toda la vida de María es plenamente asociada a la vida del Hijo, a su misterio: “en su encarnación; en su vida terrena; en su Pasión y Muerte; y finalmente en la gloria de la Resurrección y Ascensión al Cielo”.
“La Madre ha compartido con el Hijo no solamente los aspectos humanos de este misterio, sino también, por obra del Espíritu Santo en ella, la intención profunda, la voluntad divina, de modo que toda su existencia, pobre y humilde, ha sido elevada, transformada, glorificada pasando por la ‘puerta estrecha’ que es Jesús mismo”, agregó.