MADRID,
El Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela ha asegurado que las sociedades europeas han entrado en "un sendero fatal de un radical no a la vida", y ha afirmado que la "crisis demográfica" por la que pasan "todas ellas sin excepción", con España "a la cabeza", las ha llevado casi al borde mismo de "su total desaparición".
En este sentido, el Cardenal se ha preguntado, durante su ponencia en el curso "El inmenso valor de la vida", en el marco de los cursos de verano de la Fundación Universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez, "qué se puede esperar" de países en los que "el número de nacimientos sigue estancado desde hace 30 años en mínimos, lo que no garantiza ni de lejos el relevo generacional".
Asimismo, ha destacado que en estas sociedades se ha generalizado "el divorcio, el descenso creciente de la nupcialidad, una negación impresionante del derecho a la vida, de los más indefensos, de los enfermos terminales y de los ancianos". "¿Qué se puede esperar para el futuro de estas sociedades europeas sino decadencia física y espiritual y progresiva desaparición de sus culturas?", ha añadido.
Así, ha explicado que la única solución práctica "que se quiere dar" al problema del envejecimiento y descenso de la población es "la emigración" que, a su juicio, es una opción "sociológicamente precipitada y muy corta de vista y aunque parezca paradójico muy interesada, egoísta".
Además, considera que es una solución que "no resuelve a medio plazo los problemas económicos y sociales de la crisis ni despeja a medio ni mucho menos a largo plazo el peligro de la desaparición de la cultura". "Nunca logrará nuestra cultura subsistir de este modo y, mucho menos, si renuncia a la vitalidad propia y originaria que garantizan únicamente el matrimonio y la familia", ha agregado.
En esta línea, ha remarcado que "una cultura que no fomente la vida, se suicida a sí misma". "Si una cultura determinada no favorece la cultura de la vida, se niega a sí misma porque es evidente que en la moral de la sociedad de las familias, el principio de no matarás y de cuidar la vida ha sido esencial", ha apuntado el Cardenal Rouco.