CASTEL GANDOLFO,
El Papa Benedicto XVI reflexionó sobre la importancia de rezar el Padre Nuestro, recordó que es una oración que se aprende en la infancia y acompaña al cristiano "hasta el último suspiro".
Desde el patio Clemente XIV del palacio apostólico de Castel Gandolfo junto a los peregrinos, el Santo Padre recordó que el Evangelio de este domingo nos presenta a Jesús enseñando a sus discípulos a orar.
“Jesús no hizo objeciones, no habló de formulas extrañas o esotéricas, con mucha sencillez dijo: ‘Cuando oréis, decid: “Padre”, y enseñó el Padre Nuestro, extrayéndolo de su misma oración, con la que se dirigía a Dios, su padre”, indicó.
El Papa explicó que éstas son “las primeras palabras de la Sagrada Escritura que aprendemos desde niños, que se graban en la memoria, plasman nuestra vida, nos acompañan hasta el último suspiro”.
Esta oración, agregó el Papa, acoge y expresa también las necesidades humanas, tanto materiales como espirituales. “’Danos cada día nuestro pan, y perdónanos nuestros pecados’ (Lc 11,3-4). No es un pedir para satisfacer nuestros caprichos, sino más bien para tener despierta la amistad con Dios, el cual – dice siempre el Evangelio –¡dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo piden!”.
Según informa Radio Vaticano “seguidamente el Papa ha aludido a aquellos que lo han experimentado en su vida, los ‘padres del desierto’ los contemplativos de todos los tiempos, que se han convertido, por la oración en amigos de Dios, como Abraham. Santa Teresa de Ávila invitaba a sus hermanas diciendo: Debemos suplicar a Dios que nos libre de todo peligro para siempre y nos aparte de todo mal”.