RIO DE JANEIRO,
Los Obispos de la Sección Regional Este del Episcopado de Brasil, pertenecientes al estado de Río de Janeiro, instaron a los fieles a votar en las próximas elecciones de octubre por aquellos candidatos que defiendan la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la familia y la libertad de educación.
En una reciente nota para que los fieles elijan adecuadamente al próximo presidente del país, gobernadores de los estados, senadores y diputados estatales y nacionales; los prelados explican que "el primer criterio para votar por un candidato es la defensa de la dignidad de la persona humana y de la vida en todas sus manifestaciones, desde su concepción hasta su fin natural con la muerte. Rechazamos vehemente toda forma de violencia, así como cualquier tipo de aborto, de explotación en el mercado de menores, de eutanasia y de cualquier forma de manipulación genética".
Seguidamente indican que "el segundo criterio es la defensa de la familia en la que la persona crece y se realiza. Por eso deben elegirse aquellos candidatos que incentivan, con propuestas concretas, el desarrollo de la familia según el plan de Dios. Es decir, que se opongan al matrimonio entre personas del mismo sexo, a la adopción de niños por parte de individuos homo-afectivos y a la legalización de la prostitución, las drogas y al tráfico de mujeres.
Un tercer criterio, prosigue la nota, "es la libertad de educación por la cual los padres tienen el derecho de educar a sus hijos según la visión de la vida que juzguen más adecuada. Eso conlleva una lucha por la calidad de la escuela pública y por la defensa de la escuela particular, defendiendo la enseñanza religiosa confesional y plural, de acuerdo al principio constitucional de libertad religiosa, reconocido también en el reciente acuerdo entre Brasil y la Santa Sede".
Tras indicar que el cuarto y el quinto criterio corresponden a la solidaridad y el principio de subsidiariedad, respectivamente, los obispos recuerdan que debe elegirse candidatos que promuevan una cultura de paz para hacerle frente a la violencia generalizada, particularmente "en la educación y en la defensa de la infancia y la adolescencia".
"El trabajo político, al que todos estamos llamados, cada uno de acuerdo a su forma de ser, es una manera de mostrar la incidencia del Evangelio en la vida concreta, en pos de la construcción de una sociedad justa, fraterna y equitativa. En consecuencia habrá una esperanza real para tantas personas escépticas, desorientas y confundidas con la política actual. Es una gran oportunidad para que los católicos y todas las personas de buena voluntad no pueden perder", concluye el texto.