CASTELGANDOLFO,
El Papa Benedicto XVI alentó a quienes disfrutan de las vacaciones de verano boreal, hacer de este tiempo un momento favorable para comprender la necesidad de “dar el primer lugar a lo que efectivamente es lo más importante en la vida” y recordó que sin Dios "todo nuestro afán se reduce a mero activismo estéril y desordenado".
En este domingo de julio que en el hemisferio boreal coincide con el centro del verano, el Santo Padre dedicó la introducción del rezo del Ángelus dominical ante los peregrinos a reflexionar sobre el Evangelio de este domingo, con el episodio narrado por San Lucas (10,38-42), de la visita Jesús a casa de Marta y María.
Evocando la actitud de Marta, que se deja llevar por los quehaceres del hogar y de la vida, llegando a resentirse con María y hasta a criticar a Jesús, pues según ella al Maestro no le importa que la deje sola para servir, Benedicto XVI ha destacado la calma y el cariño de la respuesta de Cristo: "Marta, Marta, te afanas y preocupas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor de una sola. María ha elegido la parte buena que no le será quitada’ (Lc 10,41-42)".
“La palabra de Cristo es clarísima: ningún desprecio por la vida activa, ni mucho menos por la generosa hospitalidad; sino un llamado neto al hecho de que la única cosa verdaderamente necesaria es otra: escuchar la Palabra del Señor ¡y el Señor en aquel momento está allí presente en la Persona de Jesús! Todo lo demás pasará y nos será quitado, pero la Palabra de Dios es eterna y da sentido a nuestro quehacer cotidiano”, recordó el Papa.
En este contexto, reiteró la importancia de Jesucristo en la vida del cristiano.
“Esta página del Evangelio se entona más que nunca con el tiempo de las vacaciones, porque recuerda que la persona humana debe trabajar, claro está, empeñarse en los quehaceres del hogar y profesionales, pero necesita ante todo de Dios, que es luz interior de Amor y de Verdad. Sin amor, aun las actividades más importantes pierden valor y no dan alegría. Sin un significado profundo, todo nuestro afán se reduce a mero activismo estéril y desordenado. Y ¿quién nos da el Amor y la Verdad, si no Jesucristo? Aprendamos pues, hermanos, a ayudarnos los unos a los otros, a colaborar, pero ante todo a elegir juntos la parte mejor, que será siempre nuestro bien más grande”, agregó.