CORRIENTES,
El Arzobispo de Corrientes, Mons. Andrés Stanovnik, señaló que el matrimonio conformado por un hombre y una mujer, así como la familia que nace a través de éste son "fundamentos irremplazables para el progreso espiritual y material de un pueblo", en su saludo esta madrugada a la Virgen de Itatí en presencia de miles de peregrinos llegados de distintos lugares de la Argentina.
En su saludo a la Virgen y luego de la aprobación en el senado argentino de la ley que permite el mal llamado "matrimonio" homosexual, el Prelado dijo que "hoy, en medio de una gran confusión sobre la identidad del ser humano, contemplemos serenamente la maravillosa obra que Dios hizo en María, cuando ella aceptó que fuera su Madre. Sólo un amor así, que respeta el don natural del cuerpo y que lo asume con amor, puede engendrar vida verdadera".
"Hoy más que nunca, querida Madre de Itatí, necesitamos contemplarte y pedirte que estés cerca de nuestro pueblo, lo cuides y protejas de una dirigencia que, en su mayoría, se revela tan escasa de sabiduría y tan negada de grandeza", continuó.
El Prelado subrayó sin embargo, que "a pesar de los tiempos confusos que vivimos, tan poco favorables a los grandes valores que sustentan el matrimonio entre varón y mujer –única base sólida para construir la familia–, y ambos, fundamentos irremplazables para el progreso espiritual y material de un pueblo, vos, tierna Madre nuestra, estás definitivamente en el centro de nuestros corazones, como un potentísimo faro que ilumina nuestra historia".
En ese sentido, destacó asimismo la necesidad de estar en amistad con Cristo, que "nos da un corazón puro, humilde y prudente, para respetar a todos, pero también para saber qué está bien y qué está mal, y aprender a rechazar lo que está mal sin ofender ni herir la dignidad que todo ser humano se merece".
En cuanto a los peregrinos, que año tras año llegan desde distintos puntos del país para venerar a la Virgen de Itatí, monseñor Stanovnik dijo que "el verdadero peregrino se convierte en misionero de una cultura de la vida y del amor, se compromete a vivir fiel en el matrimonio –constituido por una mujer y un varón–, responsable en la familia, honesto en la función pública y siempre dispuesto a participar activamente en todas las iniciativas que promuevan relaciones más justas, más fraternas, y más respetuosas entre todos".