BUENOS AIRES,
El Obispo de Nueve de Julio, Mons. Martín de Elizalde, explicó que "la unión reconocida de los homosexuales nunca podrá ser un matrimonio verdadero, aunque la ley le otorgue ese nombre. La misma experiencia hará patente su inadecuación para cumplir los fines y objetivos del mismo", en referencia al proyecto de ley que pretende equiparar estas uniones al matrimonio que se debate en el Senado de Argentina.
En un reciente comunicado, el Prelado lamentó que "en los últimos tiempos la sociedad argentina ha vivido con crispación el debate generado por las propuestas de reforma de la normativa acerca de la institución matrimonial, y que llegan después de un camino que, -es obligado, pero doloroso decirlo- , ha ido empobreciendo el ámbito de los valores fundamentales de la existencia".
"Es contrario a la ley divina, así como a la naturaleza del hombre, que dos personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio. Las razones que se aducen a favor de esta clase de unión son extrañas a la estructura y fines del mismo, que se ordena, por la complementariedad de los sexos, a la integración del varón y la mujer que lo contraen ‘para ser un solo cuerpo’, los une también en el espíritu, en la identidad de sus objetivos, la mutua asistencia con amor, la estabilidad, y se prolonga en la concepción de la vida nueva y la educación de los hijos", indicó.
El Prelado indicó además que "la generación y la adopción deben ser vistos dentro de un contexto de finalidad y de sentido como el que hemos presentado. Son un acto de amor que se perfecciona en esa criatura concebida o adoptada, y cuyos derechos deben ser tutelados", y advirtió que "los hijos no pueden ser un modo de afirmación de las parejas en busca de reconocimiento, como tampoco la adopción debe ser una decisión inspirada en el egoísmo".
"Es una responsabilidad muy grande convocar a la vida, aunque sea con técnicas muy perfeccionadas, a nuevos seres. Hay también una gran responsabilidad al intentar educar a niños en un hogar que no reúna los elementos que la naturaleza contempla para iniciar a las criaturas en los afectos y la libertad", aseguró.
Mons. Elizalde sostuvo que "la unión reconocida de los homosexuales nunca podrá ser un matrimonio verdadero, aunque la ley le otorgue ese nombre. La misma experiencia hará patente su inadecuación para cumplir los fines y objetivos del mismo. Tampoco podrá cumplir con la misión de engendrar y educar a los hijos. Al contrario, al relativizar de esa manera las condiciones para contraer enlace y formar una familia, contribuirá de manera gravísima a agravar la crisis de la juventud, que verá dificultada la concreción de su búsqueda existencial, en la cual la familia cumple una función tan importante".