VATICANO,
El Papa Benedicto XVI recordó a las autoridades iraquíes que para formar “una sociedad justa, moral y pacífica” es necesario respetar los derechos humanos así como garantizar la libertad de religión y culto de las minorías.
Al recibir las cartas credenciales de Habbeb Mohammed Hadi Ali Al-Sadr, nuevo embajador de Irak ante la Santa Sede, el Papa habló del compromiso del gobierno iraquí de respetar los derechos humanos, y recordó que "entre los derechos que deben respetarse plenamente para lograr el bien común, asumen una gran importancia los derechos a la libertad de religión y la libertad de culto, porque permiten a los ciudadanos vivir en conformidad con su dignidad trascendente”.
“Por tanto, espero y rezo para que estos derechos no sólo se reconozcan en la legislación, sino que embeban el tejido de la sociedad, para que todos los iraquíes desempeñen el papel que les corresponde en la formación de una sociedad justa, moral y pacífica", indicó.
Después de pedir al diplomático que transmitiera al presidente Yalal Talabani sus respetuosos saludos y la garantía de sus oraciones por "la paz y el bienestar de todos los ciudadanos" iraquíes, el Papa recordó que en las elecciones de marzo de este año, ese pueblo " dio al mundo una clara señal de que desean ver el fin de la violencia y que han elegido el camino de la democracia, a través del cual aspiran a vivir en armonía unos con otros dentro de una sociedad justa, pluralista e inclusiva. Es de esperar que se llegue pronto a la formación de un nuevo gobierno para que se cumpla el deseo del pueblo de vivir en un Irak más estable y unificado".
En este sentido, el pontífice aseguró que la Santa Sede, "que ha valorado siempre sus excelentes relaciones diplomáticas con Irak, seguirá prestando toda la asistencia posible para que asuma el lugar que le corresponde como un país líder en la región, con mucho que aportar a la comunidad internacional".
Refiriéndose a continuación a las medidas que tendrá que adoptar el nuevo gobierno "para incrementar la seguridad de todos los sectores de la población, especialmente de las minorías", Benedicto XVI citó la situación de los cristianos, que "desde los primeros días de la Iglesia han estado presentes en la tierra de Abraham, una tierra que forma parte del patrimonio común del judaísmo, el cristianismo y el Islam".