SANTIAGO,
El P. Sergio Lorenzini es un sacerdote chileno que sirve en los suburbios de Johannesburgo desde hace más de 10 años y tiene dos parroquias a su cargo. En una entrevista sobre el Mundial de fútbol Sudáfrica 2010 el presbítero explica algunas de las repercusiones de este evento en el país.
El sacerdote de 46 años comenta al diario Encuentro Digital que los sudafricanos tienen un "sentido comunitario muy fuerte. Tienen esa intuición muy humana y muy evangélica de que ‘una persona es persona a través de otros’, algo que acá llaman ‘ubuntu’".
Tras comentar que uno de los problemas más serios que hay en Sudáfrica es el SIDA, el sacerdote afirma que las ventajas que ven los habitantes de este país por el Mundial "son en primer lugar turísticas y de negocios (ambas algo infladas probablemente). Pero es también una especie de orgullo patrio estar en primer plano mundial. Sin duda, ha desviado la atención de las penas diarias y de problemas reales. Ha habido una inversión muy grande en infraestructura (caminos, aeropuertos)".
En cuanto a las desventajas, el P. Lorenzini se refiere a las "exageradas expectativas en el sentido que el Mundial iba a cambiar la vida de los sudafricanos. Hay muchos que están nerviosos por lo que pueda pasar una vez terminado el Mundial, cuando se vea que, en realidad, no es mucho lo que cambió, salvo el hecho de tener un mes de alegría futbolera... Eso sí, una inmensa alegría".
"En esto de los mundiales, la cantidad de plata que se gasta es astronómica... varios billones de dólares. ¿Cuánto de eso redundará en una mejor calidad de vida para los pobres? Probablemente poco y, en muchos casos, nada. Y eso no es justo", señala.
Tras denunciar luego que "las millonarias concesiones para construir estadios nuevos han parado en pocas manos; y los empleos generados, ya terminaron", el sacerdote chileno concluye comentando que "me voy a repartir entre casas y grupos parroquiales para ver los partidos de Chile y de Sudáfrica con banderas de ambos países".