LA HABANA,
En su intervención en la 10° Semana Social Católica Cubana, el Secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano, Arzobispo Dominique Mamberti, señaló que el Estado laico existe gracias al aporte del cristianismo, concretamente de la Iglesia Católica.
En su ponencia titulada "La laicidad del Estado: algunas consideraciones", el Prelado explicó que "se ha de observar que, aunque el término ‘laicidad’ tanto en el pasado como en el presente se refiere ante todo a la realidad del Estado y asume no pocas veces un matiz o acepción en contraposición a la Iglesia y al cristianismo, no existiría si no fuera por el mismo cristianismo".
"En efecto, sin el Evangelio de Cristo no habría entrado en la historia de la humanidad la distinción fundamental entre lo que el hombre debe a Dios y aquello que debe al César; es decir, a la sociedad civil. Aún el mismo término ‘laicidad’, derivado de la palabra ‘laico’, tiene su primer origen en el ámbito eclesial El laico es aquel ‘que no es clérigo’. Ésta es la primera acepción, que resulta totalmente intraeclesial, del término ‘laicidad’".
En la Edad Media, prosiguió el Prelado vaticano, "los soberanos, que reivindicaban una no sujeción al Papa, no por esto se consideraban fuera de la Iglesia; cuanto más, deseaban ejercer un rol de control y de organización de la misma Iglesia, pero no había ninguna voluntad de separarse de ella o su exclusión de la sociedad. Es a partir del Iluminismo y luego de manera dramática durante la Revolución francesa que el término ‘laicidad’ llega a designar su contrario: una completa alteridad; es más, una oposición neta entre el ámbito de la vida civil y aquel religioso y eclesial".
Seguidamente el Arzobispo indicó que "aunque la laicidad es invocada hoy y utilizada no raras veces para obstaculizar la vida y la actividad de la Iglesia en su realidad profunda y positiva ella no se hubiera ni siquiera dado sin el cristianismo. Es lo que ha sucedido también con otros valores que hoy son considerados típicos de la modernidad y frecuentemente invocados para criticar a la Iglesia o, en general, a la religión, como el respeto de la dignidad de la persona, el derecho a la libertad, la igualdad, etc.: que son en gran parte fruto de la profunda influencia del Evangelio en diversas culturas, aún cuando más tarde fueron separados y hasta contrapuestos a sus orígenes cristianos".
"En muchas legislaciones estatales se afirma que la laicidad es uno de sus principios fundamentales; obviamente, sobre todo en lo que se refiere a la relación del Estado con la dimensión religiosa del hombre. Al respecto, no se puede olvidar que de hecho, en nombre de esta concepción, algunas veces son tomadas decisiones o emanadas normas que objetivamente afectan al ejercicio personal y comunitario del derecho fundamental a la libertad religiosa".