BARCELONA,
Durante la Eucaristía por la Clausura del Año Sacerdotal celebrada en la Basílica de Santa María del Mar, el Arzobispo de Barcelona (España), Cardenal Lluís Martínez Sistach, señaló que "nada ni nadie puede desencantar ni frenar" el apostolado sacerdotal, el cual debe estar plasmado de "serenidad y alegría, que manifiesta nuestra convicción de que Dios nos ama y ha venido a salvarnos".
Durante la Misa, en la que también se ordenaron seis nuevos sacerdotes, el Purpurado recordó que la vocación al sacerdocio "nace del amor de Dios", por lo que "nuestra primera y principal colaboración a la acción del Señor y del Espíritu es nuestra vida espiritual y nuestra santidad personal".
"El Señor y la Iglesia necesitan sacerdotes identificados con la palabra de Jesús, impregnados y enardecidos por su mismo Espíritu, profundamente identificados con la tradición y la vida de la Iglesia, dedicados con entusiasmo y generosidad al ejercicio del ministerio apostólico, al servicio de su pueblo y de la sociedad", agregó.
Asimismo, el Arzobispo de Barcelona señaló que en los tiempos actuales, la Iglesia necesita de los sacerdotes "la actitud de afrontar positivamente los desafíos difíciles para alcanzar y vivir con plenitud y con alegría la propia identidad".
"El mundo tiene derecho a nuestra felicidad y alegría, porque tiene derecho al testimonio de la resurrección de Jesús", añadió.
Finalmente, el Purpurado pidió que "este Año Sacerdotal nos haya hecho tomar a todos mayor conciencia de trabajar en la pastoral vocacional y de la necesidad prioritaria de la oración por las vocaciones sacerdotales".