PAPHOS,
En la iglesia Agia Kiriaki Chrysopolitissa, lugar de culto ortodoxo abierto desde 1987 a los católicos y anglicanos por voluntad del entonces obispo ortodoxo de Paphos y actual arzobispo de Chipre, Su Beatitud Crisóstomo II, el Papa Benedicto XVI señaló que "la comunión eclesial en la fe apostólica es a la vez un don y una llamada a la misión", tarea urgente que el mundo necesita sediento de la verdad que es Jesucristo.
Así lo indicó el Santo Padre en la iglesia desde donde se ve unas ruinas donde se encuentran los restos de la basílica paleocristiana del siglo IV y muy cerca la "Columna de San Pablo", objeto de devoción popular y ligada a la estancia del Apóstol de Gentes en la isla.
A su llegada, Benedicto XVI fue recibido por el párroco de la comunidad latina y después de rezar unos minutos en silencio en el templo, salió por la antigua puerta central para saludar a los fieles reunidos en la zona arqueológica. El arzobispo ortodoxo de Chipre, Su Beatitud Crisóstomo II, saludó al Papa y después de la lectura del relato del primer viaje de San Bernabé y San Pablo a la isla, el Pontífice pronunció un discurso.
Desde este lugar, dijo el Papa, "el mensaje del Evangelio comenzó a extenderse por todo el Imperio y la Iglesia fundada sobre la predicación apostólica, fue capaz de plantar raíces en todo el mundo entonces conocido".
Por eso, "la Iglesia de Chipre puede sentirse legítimamente orgullosa de sus lazos directos con la predicación de Pablo, Bernabé y Marcos y de la comunión en la fe apostólica, que la une a todas las iglesias que tienen la misma regla de fe. Esta es la comunión real, aunque imperfecta, que ya nos une y nos impulsa a superar nuestras divisiones y luchar para restaurar la plena unidad visible que el Señor desea para todos sus seguidores".
"La comunión eclesial en la fe apostólica es a la vez un don y una llamada a la misión", subrayó el Papa. Por eso, todos los cristianos deben dar "testimonio profético del Señor resucitado y de su Evangelio de reconciliación, misericordia y paz. En este contexto, la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos reflexionará sobre el papel vital de los cristianos en la región, los animará en su testimonio del Evangelio y los ayudará a fomentar un mayor diálogo y cooperación entre los cristianos en la región. Es significativo que los trabajos del Sínodo se enriquezcan con la presencia de delegados fraternos de otras Iglesias y comunidades cristianas de la zona, como un signo de compromiso compartido al servicio de la Palabra de Dios y de nuestra apertura a la fuerza de su gracia que reconcilia".