MADRID,
En entrevista concedida al periodista Jesús Bastante, el Director Territorial de los Legionarios de Cristo en España, P. Jesús María Delgado, explicó cómo viven actualmente la crisis desencadenada tras conocerse la doble vida del fundador, P. Marcial Maciel, el comunicado de la Santa Sede al respecto del 1 de mayo, y señaló que la Legión puede sobrevivir si es lo que Dios quiere.
En cuanto al papel de Maciel, el P. Delgado señaló que "en todas las obras de Dios hay un iniciador o varios iniciadores que marcan mucho la historia y el desarrollo de las mismas. Sin embargo, no se puede hacer una ecuación de igualdad entre el fundador y su obra, por un lado, y quien verdaderamente funda es Dios, por otro, a través del instrumento que él escoge".
"Es Dios quien inspira un carisma para ofrecerle un don al mundo, y es la Iglesia la que reconoce que en efecto hay ahí un don de Dios. La Legión puede sobrevivir si es lo que Dios quiere, y nuestro reto es vivir esta adversidad reconociendo la luz tan grande que hay en ella para que la historia de esta congregación tenga un subtítulo: el de cómo sus miembros fueron capaces de amar, ser fieles y vivir con autenticidad ese don de Dios".
Tras relatar las dificultades que generó conocer la doble vida del fundador, el sacerdote señaló que "el cómo contarlo, a quién, en qué momentos, fueron decisiones muy difíciles. Teníamos como objetivo que se supiese la verdad. Pero también teníamos como objetivo no hacer más daño a la gente, con una actitud violenta y grosera o difundiendo lo que en su momento no conocíamos con toda certeza".
"Hay quien dice que nos hemos equivocado. Que deberíamos haber entendido que no somos una familia, que somos una gran institución, que deberíamos haber hecho una rueda de prensa con todos los medios internacionales, en vez de haber ido sufriendo esta humillación permanente, goteante".
Para el P. Delgado es "muy difícil saber qué es lo que hubiese sido mejor y ahora es imposible cambiarlo. Lo hecho, hecho está. Después de conocer la verdad, nuestra acción está encaminada a consolar y dar esperanza, porque nuestra misión, transmitir el amor de Cristo, lo merece. Ciertamente no vivimos este tiempo lamiendo nuestras llagas y lamentándonos con Dios, sino que seguimos adelante sirviendo a Cristo y a los hombres, anunciando el Evangelio".