Fátima,
Al dirigir su discurso a los Obispos de Portugal en la Casa Nuestra Señora del Carmen en Fátima, el Papa Benedicto XVI alentó a formar un laicado que no tenga vergüenza de su fe cristiana, anunciándola con libertad en la vida pública; e instó a promover y acompañar a los nuevos movimientos eclesiales que son un don para la Iglesia. El Santo Padre también animó a trabajar para que los sacerdotes sean fieles a su vocación y vivan con santidad su ministerio.
Tras agradecer las palabras del Obispo de Braga y Presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa, Mons. Jorge Ferreira da Costa Ortiga, el Santo Padre alentó a los prelados a "ofrecer a cada fiel una iniciación cristiana exigente y fascinante, que comunique la integridad de la fe y la espiritualidad, radicada en el Evangelio y formadora de operadores libres en medio de la vida pública".
Benedicto XVI resaltó luego la necesidad que tienen los obispos de formar un laicado maduro, ya que en la esfera pública "no faltan los creyentes que se avergüenzan y que dan una mano al secularismo, constructor de una barrera a la inspiración cristiana". Por ello animó a generar "un vigoroso pensamiento católico, fiel al Magisterio" en cada uno de los laicos católicos alentados por "vuestra palabra luminosa, para que puedan vivir la libertad cristiana".
Ante esta tarea y el anhelo profundo de verdad que se constata en las personas actualmente, el Papa señaló la necesidad de "inculcar en todo agente evangelizador un verdadero ardor de santidad, consciente de que el resultado deriva sobre todo de la unión con Cristo y de la acción con Su Espíritu".
El Papa recordó la necesidad de contar con cristianos que testimonien con su vida el encuentro personal con Cristo, para que la fe católica se reintegre en la sociedad como su patrimonio común y más personas se sientan atraídas "hacia la gracia de Cristo, dando testimonio de Él".
Benedicto XVI se refirió luego a la primavera del Espíritu Santo en la Iglesia con los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades. "Gracias a los carismas, la radicalidad del Evangelio, el contenido objetivo de la fe, el flujo vivo de su tradición son comunicados de modo persuasivo y son acogidos como experiencias personales, como adhesión de la libertad al evento presente de Cristo", afirmó.