LISBOA,
Tras finalizar su discurso en el aeropuerto de Lisboa, el Papa Benedicto XVI se dirigió al Monasterio de los Jerónimos en donde se realizó una ceremonia de bienvenida. Seguidamente se reunió con el Presidente de la República Aníbal Cavaco Silva, tras lo cual saludó al personal del Palacio de Belém.
El Monasterio de los Jerónimos se construyó entre 1502 y 1580 sobre el eremitorio de Santa María de Belém, regalado por el rey Manuel I a la Orden de los Jerónimos. El complejo, que en la actualidad se utiliza para la acogida de los Jefes de Estado, está muy ligado con los viajes de los grandes exploradores y misioneros portugueses, recordados también en el cercano monumento de la Torre de Belém.
Desde 1983 forma parte de los lugares considerados por la UNESCO como Patrimonio Histórico de la Humanidad y en 2007 fue escenario de la firma del nuevo Tratado de Lisboa de la Unión Europea.
Benedicto XVI fue recibido por el presidente Cavaco Silva y su esposa y después de la ceremonia de bienvenida, acompañado por el Patriarca de Lisboa, el Cardenal Policarpo, visitó brevemente la antigua iglesia de Santa María de Belém, donde rezó ante el Santísimo para después recorrer el claustro del monasterio.
A las 1:15 p.m., hora local, el Papa recorrió en papamóvil los 400 metros que le separaban del Palacio de Belém, construido en el siglo XVI y residencia de los soberanos portugueses hasta la fecha de la declaración de la República (1911), cuando pasó a ser residencia oficial de los presidentes.
En el Palacio de Belém, lugar de la visita de cortesía al presidente de la República de Portugal, el Santo Padre firmó en el Libro de Oro, departió en privado con el presidente Cavaco Silva y saludó a su familia. También dirigió unas palabras al personal del Palacio.