VATICANO,
En la homilía que pronunció en la Misa de exequias del Cardenal Luigi Poggi, Archivero y Bibliotecario de la Santa Iglesia Romana, en la Basílica de San Pedro, el Papa Benedicto XVI recordó que Cristo es el Señor de la vida que ilumina todos y cada uno de sus momentos porque Él ya ha vencido a la muerte a través de su Resurrección, que la Iglesia celebra durante este tiempo de Pascua.
En sus palabras, el Santo Padre dijo que el dolor por el tránsito del Cardenal Poggi "es mitigado por la esperanza en la resurrección, fundada en la palabra misma de Jesús: ‘ésta de hecho es la voluntad de mi Padre: que quien vea al Hijo y crea en Él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final’. Ante el misterio de la muerte, para el hombre que no tiene fe, todo parecería estar irremediablemente perdido. Es la palabra de Cristo, entonces, la que ilumina el camino de la vida y confiere valor a cada uno de sus momentos".
Jesucristo, prosiguió Benedicto XVI, "es el Señor de la vida y ha venido para resucitar en el último día a todo aquel que el Padre le ha confiado. Este también es el mensaje que Pedro anuncia con gran fuerza en el día de Pentecostés. Él muestra que Jesús no podía ser atrapado por la muerte. Dios lo ha levantado de sus angustias, porque no era posible que ella lo tuviera en su poder. En la Cruz Cristo ha logrado la victoria, que se debía manifestar con una superación de la muerte, es decir, con su resurrección".
Tras hacer un recuento de la vida del Purpurado al servicio de la Iglesia, el Santo Padre explicó que "la unión sacramental, pero real, con el misterio pascual de Cristo abre al bautizado la perspectiva de participar en su misma gloria. Esto tiene una consecuencia ya para la vida aquí, porque, si en virtud del bautismo ya participamos en la resurrección de Cristo, entonces ya ahora ‘podemos caminar en una vida nueva’".
Por ello, continuó, "la pía muerte de un hermano en Cristo, signado además por el carácter sacerdotal, es siempre motivo de íntimo y profundo estupor ante el designio de la divina paternidad, que nos libera del poder de las tinieblas y nos transfiere al reino de su Hijo predilecto".
Finalmente, el Papa Benedicto XVI invocó para el Cardenal Poggi "la maternal intercesión de la Virgen María, Reina de los Apóstoles y Madre de la Iglesia, confiándole el alma elegida al Padre de la vida, para que lo introduzca en el lugar preparado para sus amigos, fieles servidores del Evangelio y de la Iglesia".