LA VALETA,
En el encuentro que sostuvo con unos 15 mil jóvenes en el Puerto Grande La Valeta en Malta, el Papa Benedicto XVI, tomando el ejemplo del joven San Pablo que de perseguidor de cristianos pasó a ser el gran Apóstol de Gentes, explicó que Dios ama a todas y cada una de las personas de todos los tiempos, no rechaza absolutamente a nadie; y alentó a anunciarlo a todos sin tener miedo.
Tras relatar la experiencia de conversión de Pablo camino a Damasco, el Santo Padre refiere que "quizás alguno de vosotros me dirá que, a veces, San Pablo era severo en sus escritos. ¿Cómo se puede afirmar entonces que ha difundido un mensaje de amor? Mi respuesta es ésta: Dios ama a cada uno de nosotros con una profundidad y una intensidad que no podemos ni siquiera imaginar".
Dios, dijo el Papa, "nos conoce íntimamente, conoce cada una de nuestras capacidades y cada uno de nuestros errores. Puesto que nos ama tanto, desea purificarnos de nuestros errores y fortalecer nuestras virtudes de manera que podamos tener vida en abundancia. Aunque nos llame la atención cuando hay algo en nuestra vida que le desagrada, no nos rechaza, sino que nos pide cambiar y ser más perfectos. Esto es lo que le pidió a San Pablo en el camino de Damasco. Dios no rechaza a nadie, y la Iglesia tampoco rechaza a nadie. Más aún, en su gran amor, Dios nos reta a cada uno para que cambiemos y seamos mejores".
Luego de exhortar a los jóvenes a no tener miedo en el anuncio de Cristo al mundo, llevando el Evangelio a todos, el Pontífice advirtió que seguramente encontrarán oposición en un mundo cada vez más hostil a la fe: "la cultura de hoy, como cualquier cultura, promueve ideas y valores que contrastan en ocasiones con las que vivía y predicaba nuestro Señor Jesucristo. A veces, estas ideas son presentadas con un gran poder de persuasión, reforzadas por los medios y por las presiones sociales de grupos hostiles a la fe cristiana. Cuando se es joven e impresionable, es fácil sufrir el influjo de otros para que a aceptemos ideas y valores que sabemos que no son los que el Señor quiere de verdad para nosotros. Por eso, os repito: No tengáis miedo, sino alegraos del amor que os tiene; fiaos de él, responded a su invitación a ser sus discípulos, encontrad alimento y ayuda espiritual en los sacramentos de la Iglesia", alentó el Santo Padre.
Benedicto XVI comentó el aporte de Malta en la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, así como la protección del matrimonio y los valores cristianos. De su ejemplo otras naciones podrían aprender, manifestó.
"En este Año Sacerdotal, os pido que estéis abiertos a la posibilidad de que el Señor pueda llamar a algunos de vosotros a entregarse totalmente al servicio de su pueblo en el sacerdocio o en la vida consagrada. Vuestro País ha dado muchos y excelentes sacerdotes y religiosos a la Iglesia. Inspiraros en su ejemplo y reconoced la profunda alegría que proviene de dedicar la propia vida al anuncio del mensaje del amor de Dios por todos, sin excepción".