VATICANO,
En el marco de su Visita Apostólica a Malta, con ocasión del 1950º aniversario del naufragio de San Pablo, el Papa Benedicto XVI rezó la oración mariana del Regina Coeli tras haber haber celebrado esta mañana la Santa Misa en la Plaza de los Graneros en Floriana. En sus palabras previas alentó a invocarla como Reina de la Familia, recordando su importancia como intercesora de los hombres ante Dios.
“Cuando se dan las gracias, cuando se tienen intenciones particulares en la oración y cuando se pide la protección celestial para los seres queridos, se acostumbra a recurrir a la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia y Madre nuestra”, dijo el Pontífice, agregando conocer “la especial devoción del pueblo maltés a la Madre de Dios, expresada con el gran fervor a la Virgen de Ta’Pinu”, y manifestando su alegría por poder “tener la oportunidad de orar ante su imagen, traída aquí de propósito desde Gozo para esta ocasión”.
El Santo Padre regaló a la Virgen una rosa de oro como “signo de nuestra filial devoción común a la Madre de Dios” y pidió a los presentes la invoquen “con el título de Reina de la Familia, un título añadido a la letanía lauretana por mi amado predecesor, el Papa Juan Pablo II, que visitó más de una vez estas tierras”.
Asimismo agradeció a los presentes por todo lo recibido, destacando “el fervor de vuestra devoción y el apoyo de vuestras oraciones por mi ministerio como Sucesor de Pedro”.
Más adelante hizo también una exhortación a que el Apóstol San Pablo sea un “ejemplo de fe firme y valiente frente a las adversidades”.
Tras el rezo del Regina Caeli y la entrega de la Rosa de Oro para el Santuario mariano de Ta’Pinu, Benedicto XVI impartió su bendición apostólica y se dirigió a la Nunciatura Apostólica para un almuerzo con los Obispos de Malta.