LUQA,
En su discurso en la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto internacional de Luqa en Malta, ante miles de fieles y dirigiéndose a las miles de personas presentes encabezadas por el Presidente, George Abela, el Papa Benedicto XVI explicó que este viaje apostólico se realiza en el 1950º aniversario del naufragio de San Pablo en la isla. Esta visita sirve para confirmar en la fe al pueblo maltés, alentar la defensa de la vida, la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, así como el respeto a la libertad religiosa.
Luego de recordar el lema de la visita "Iremos a dar en alguna isla" tomado de los Hechos de los Apóstoles, el Santo Padre se refirió brevemente a la historia de Malta y su aporte "en el desarrollo político, religioso y cultural de Europa, del Próximo Oriente y del Norte de África. Por tanto, el Evangelio llegó aquí, traído por San Pablo y los primeros seguidores de Cristo, según los arcanos designios de Dios. Su trabajo misionero ha dado fruto abundante a través de los siglos, contribuyendo de múltiples maneras a plasmar la rica y noble cultura de Malta".
Tras comentar el valioso aporte actual de Malta "en los debates actuales sobre la identidad, la cultura y la política europea", el Papa alabó "el compromiso del Gobierno en los proyectos humanitarios de largo alcance, sobre todo en África. Es muy de desear que esto sirva para promover el bienestar de quienes son menos afortunados que vosotros, como una expresión de genuina caridad cristiana".
"En realidad, Malta tiene mucho que ofrecer en diversos campos, como la tolerancia, la reciprocidad, la inmigración y otras cuestiones cruciales para el futuro de este continente. Vuestra nación ha de continuar defendiendo la indisolubilidad del matrimonio como una institución natural y sacramental, así como la verdadera naturaleza de la familia, como ya lo está haciendo respecto a la sacralidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural; y también el verdadero respeto que se debe a la libertad religiosa, de manera que todo esto lleve a un auténtico desarrollo integral de las personas y de la sociedad".
Luego de animar al pueblo maltés a seguir sirviendo de puente entre las culturas y religiones del Mediterráneo, el Santo Padre afirmó que este país, "iluminado durante casi dos milenios por las enseñanzas del Evangelio, y continuamente robustecido por sus raíces cristianas, está justamente orgulloso del papel indispensable que la fe católica ha desempeñado en el desarrollo de su nación".
"La belleza de nuestra fe se manifiesta aquí de maneras diversas y complementarias y, no por último, en las vidas de santidad que han llevado a los malteses a entregarse a sí mismos por el bien de los otros. Entre estos casos, hemos de incluir a Dun Ġor Preca, que he tenido el gozo de canonizar hace ahora casi tres años (3 de junio de 2007). Invito a todos a invocar su intercesión para que esta primera visita pastoral que os hago produzca abundantes frutos espirituales".