VATICANO,
Al presidir esta mañana la Audiencia General en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI explicó que todos los católicos están llamados a dar testimonio personal de la alegría de la Resurrección de Cristo, y esto solo puede hacerse comenzando por el encuentro personal con el Señor.
Ante unos 21 mil fieles de diversos países del mundo, el Santo Padre señaló que "en estos días, la Iglesia celebra el misterio de la Resurrección y experimenta la gran alegría que deriva de la buena noticia del triunfo de Cristo sobre el mal y la muerte. Una alegría que se prolonga no sólo durante la octava de Pascua, sino también a lo largo de cincuenta días hasta Pentecostés".
El Papa Benedicto dijo luego que "la Pascua de Cristo es el acto supremo e insuperable del poder de Dios. Es un acontecimiento absolutamente extraordinario, el fruto más hermoso y maduro del ‘misterio de Dios’. Y sin embargo, también es un hecho ‘histórico’, real, testimoniado y documentado. Es el evento que fundamenta toda nuestra fe. Es el contenido central en el que creemos y la razón principal por la que creemos".
Tras subrayar que "toda nuestra fe se basa en la transmisión constante y fiel de esta ‘buena noticia’: Cristo ha resucitado", Benedicto XVI señaló que ésta "exige la obra de testigos entusiastas y valientes. Cada discípulo de Cristo, cada uno de nosotros, está llamado a ser testigo. Este es el mandato preciso, exigente y exaltador del Señor Resucitado".
Benedicto XVI afirmó que, como los apóstoles, "también nosotros estamos seguros de que el Señor, hoy como ayer, obra junto a sus testigos. Este es un hecho que reconocemos cada vez que vemos brotar las semillas de una paz verdadera y duradera, donde el compromiso y el ejemplo de los cristianos y hombres de buena voluntad es animado por el respeto a la justicia, al diálogo paciente, por la estima a los demás, la generosidad, el sacrificio personal y comunitario. Lamentablemente vemos demasiado sufrimiento en el mundo, tanta violencia, tantas incomprensiones".
La celebración del Misterio Pascual, prosiguió, "es una ocasión propicia para redescubrir y profesar con mayor convicción nuestra confianza en el Señor resucitado, que acompaña a los testigos de su palabra obrando prodigios junto con ellos".