PARIS,
Unos setenta intelectuales, filósofos, periodistas, dramaturgos, docentes universitarios, artistas y personalidades de la sociedad de Francia, que hacen parte ya de un total de 12 509 firmantes del manifiesto "Llamado a la verdad" han expresado su solidaridad ante la campaña difamatoria contra el Papa Benedicto XVI que busca presentarlo como "encubridor", así como con las víctimas de abusos cometidos por algunos miembros del clero.
El texto en francés, que puede verse en www.appelaverite.fr tiene ya las firmas, entre muchísimos otros de Jean-Luc Marion, de la Académie Française, Remi Brague, profesor de filosofía y miembro del Institut, Françoise Taillandier, escritor, Chantal Delsol, filósofa y miembro del Institut, Claude Bébéar, presidente del consejo de vigilancia de Axa, Michael Lonsdale, actor, Laurent Lafforgue, matemático condecorado con la medalla Fields, Denis Tillinac, escritor, Alina Reyes, escritora, Alain Joly, pastor luterano, Fabrice Hadjaji, drammaturgo, Bernadette Dupont, senadora, Henri Tincq, periodista, Jacques Arènes, psicoanalista.
El texto señala que "los casos de pedofilia en la Iglesia son, para todos los católicos, fuente de profundo sufrimiento y dolor extremo. Miembros de la jerarquía de la Iglesia han demostrado algunas faltas y malas actuaciones, por lo que saludamos la voluntad del Papa de dar luces en estos casos".
"Con los obispos, y en cuanto miembros de la misma Iglesia, los laicos católicos asumen el peso de los crímenes de algunos sacerdotes y de las debilidades de sus superiores; se ponen de parte, como Cristo invita a hacer, de quienes sufren más por estos crímenes, es decir de las víctimas, rezando al mismo tiempo por los culpables. En cuanto a nosotros, esperamos de corazón que toda la verdad emerja y con la ayuda de todos los hombres y mujeres de buena voluntad se afronte serena y fraternalmente en la Iglesia Católica todo esto que ha podido generarse con estas ofensas, cometidas también contra Cristo".
Los firmantes del manifiesto también "deploramos el énfasis de la escalada mediática que acompaña estos casos. Junto al derecho a la información, legítimo y democrático, no podemos más que constatar con tristeza en cuanto cristianos, pero sobre todo en cuanto ciudadanos, que numerosos mass media de nuestro país (y en Occidente en general) tratan estos casos con parcialidad, escaso conocimiento o viva satisfacción".
Con estas calumnias, indican, "el rostro de la Iglesia que aparece actualmente en la prensa no corresponde a lo que viven los cristianos católicos".