BUENOS AIRES,
El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, pidió que la Pascua no sea un recuerdo folclórico o una oportunidad turística; sino "un compromiso de renovación seria y profunda, en el orden de aquellas grandes tradiciones que nos han llegado desde las raíces de nuestra nacionalidad".
Durante el programa Claves para un Mundo Mejor, el Prelado recordó que la Pascua es una ocasión para renovarse espiritualmente y así "las energías de la resurrección de Cristo, que nos llegan a través de la gracia, pueden hacernos cambiar en muchos aspectos en nuestras actitudes respecto de la vida social". "También los males sociales tienen su causa profunda en el pecado", añadió.
Mons. Aguer también defendió el derecho de los obispos de hablar sobre los temas que atañen a la sociedad. "Llamó mucho la atención que un Ministro de la Nación dijera que los obispos tendríamos que ocuparnos de las cosas espirituales y no de las temporales", expresó.
En ese sentido, explicó que la vida de la sociedad tiene que ver con la calidad espiritual de su gente, y que la política y la economía deben subordinarse a la ética.
"¿Cómo es posible que una sociedad cumpla con los fines que corresponden a una comunidad humana si su gente, si sus componentes, no viven las virtudes sociales? ¿Y cómo se pueden vivir las virtudes sociales si uno no es una persona de bien?", preguntó.
Mons. Aguer indicó que los obispos no se ocupan de las cuestiones temporales del mismo modo como lo hacen los políticos profesionales, "sino que lo hacemos como pastores de la Iglesia; en cuanto tales tomamos en cuenta que la política, la economía y el dinamismo social tienen que ver con ciertos principios morales. Y esto se fundamenta en una visión trascendente, en una consideración del hombre como criatura espiritual".