VATICANO,
En la Audiencia General de hoy miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, Benedicto XVI prosiguió su catequesis sobre San Buenaventura de Bagnoregio y Santo Tomás de Aquino. Ambos, explicó, son un claro ejemplo de cómo se puede usar la fe y la razón, la fe y la ciencia para llegar a la Verdad, al conocimiento de Dios Amor.
El Santo Padre señaló que "ambos escrutaron los misterios de la Revelación, valorizando los recursos de la razón humana, ese fecundo diálogo entre fe y razón que caracteriza al Medioevo cristiano, época de gran vivacidad intelectual, además de fe y renovación eclesial".
San Buenaventura, franciscano, y Tomás, dominico, pertenecían a las Órdenes Mendicantes, que "con su frescura espiritual renovaron en el siglo XIII la Iglesia entera y atrajeron a tantos seguidores". Y "ambos se preguntaban si la teología era una ciencia práctica o teórica, especulativa".
"La conclusión de Santo Tomás es que la teología es teórica porque quiere conocer a Dios cada vez más y es práctica porque trata de orientar nuestra vida hacia el bien. Pero hay un primado del conocimiento: sobre todo debemos conocer a Dios para actuar después como Dios establece. Esta primacía del conocimiento frente a la praxis es significativa para la orientación fundamental de Santo Tomás".
San Buenaventura, "amplía la alternativa entre teórica (primacía del conocimiento) y práctica (primado de la praxis), añadiendo un tercera actitud que llama sapiencial y afirmando que la sapiencia abraza ambos aspectos" porque "busca la contemplación, como la forma más elevada de conocimiento y su intención es sobre todo la de convertirnos al bien. Para San Buenaventura es esencial el primado del amor".
Así, Santo Tomás y San Buenaventura definen de manera distinta el destino último del ser humano, su felicidad plena. Para el primero, "el fin supremo es ver a Dios. Simplemente en ese acto de ver a Dios encuentran solución todos nuestros problemas: somos felices, no necesitamos nada más".