VATICANO,
Al recibir hoy a los participantes en el Congreso teológico promovido por la Congregación para el Clero, que se celebra el 11 y 12 de marzo en la Pontificia Universidad Lateranense, y cuyo tema es: "Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote", el Papa Benedicto XVI alentó a los presbíteros a vivir en total adhesión a Cristo y a la Iglesia para poder responder a su misión.
El Santo Padre señaló que en una época como la nuestra "es importante tener bien clara la peculiaridad teológica del ministerio ordenado para no ceder a la tentación de reducirlo a las categorías culturales dominantes. En un contexto de secularización difundida, que excluye progresivamente a Dios de la esfera pública, y que tiende a hacerlo también de la conciencia social compartida, a menudo se percibe al sacerdote como una persona ‘distante’".
Por eso, dijo, "es importante superar los peligrosos reduccionismos del pasado, que han presentado al sacerdote como un ‘agente social’, con el riesgo de traicionar el mismo sacerdocio de Cristo".
"Al igual que es cada vez más urgente la hermenéutica de la continuidad para comprender adecuadamente los textos del Concilio Vaticano II, es necesaria una hermenéutica que podríamos definir ‘de la continuidad sacerdotal’, que partiendo de Jesús de Nazaret, Señor y Cristo, y pasando a través de los dos mil años de la historia de grandeza y de santidad, de cultura y de piedad, que el sacerdocio ha escrito en el mundo, llegue a nuestros días".
Benedicto XVI afirmó que "es particularmente importante que la llamada a participar en el único sacerdocio de Cristo en el ministerio ordenado florezca en el ‘carisma de la profecía’: hay una gran necesidad de sacerdotes que hablen de Dios al mundo y que presenten a Dios al mundo; hombres no sujetos a modas culturales efímeras, sino capaces de vivir auténticamente aquella libertad que solo la certeza de la pertenencia a Dios es capaz de donar. Hoy la profecía más necesaria es la de la fidelidad, que lleve a vivir el propio sacerdocio en total adhesión a Cristo y a la Iglesia".
Tras resaltar que el presbítero "debe estar atento para no dejarse arrastrar por la mentalidad dominante, que tiende a asociar el valor del ministro a su función y no a su ser", el Papa señaló que "el horizonte de la pertenencia ontológica a Dios es el justo marco para comprender y reafirmar, también hoy, el valor del celibato sagrado, que en la Iglesia latina es un carisma exigido por el orden sagrado, y las Iglesias orientales lo estiman mucho; es expresión del don de sí a Dios y a los demás".