BUENOS AIRES,
El Arzobispo de Corrientes (Argentina), Mons. Andrés Stanovnik, señaló que las penitencias cuaresmales deben servir para "examinar dónde se nos ha endurecido el corazón" y así purificarnos del pecado y poder llegar limpios a la Pascua.
El Prelado indicó que para que la Cuaresma sea "un tiempo de oración y de conversión es necesario examinar dónde se nos ha endurecido el corazón, reconocer nuestro pecado, para poder llegar limpios a la celebración del misterio pascual".
Para ello, Mons. Stanovnik señaló que los medios cuaresmales de la oración, el ayuno y la limosna, "no queden en meros actos externos, sino que nazcan de lo profundo de la persona y la lleve a un verdadero encuentro con Jesucristo".
"Jesús se refiere a tres prácticas muy antiguas y muy eficaces para limpiar el corazón: la oración, el ayuno y la limosna. Pero en cada una de ellas advierte sobre el peligro de transformarse en una práctica exterior, en un mero maquillaje, sin correspondencia con el interior de la persona", subrayó.
"Esas prácticas –agregó- ayudan a vivir una vida más austera, no por una mera disciplina del cuerpo y del espíritu, sino por una motivación muy superior: limpiar el corazón del egoísmo, abrirlo a Dios y a los hermanos".
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