VATICANO,
Respondiendo al mito de que el divorcio no afecta a los hijos y que en algunos casos podría ser la "mejor" solución, el Papa Benedicto XVI recordó hoy que esta ruptura matrimonial tiene serias consecuencias sobre los niños, que siempre necesitan vivir y desarrollarse en medio de una familia unida que rece, dialogue y esté fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer que se complementan.
El Santo Padre explicó en su discurso de hoy al Pontificio Consejo para la Familia que la institución familiar "fundada sobre el matrimonio entre hombre y mujer es la ayuda más grande que se puede ofrecer a los niños. Ellos quieren ser amados por una madre y un padre que se aman, y necesitan vivir, crecer y estar juntos con los dos padres, porque las figuras materna y paterna son complementarias en la educación de los hijos y en la construcción de sus personalidades y su identidad".
Por ello, dijo el Papa Benedicto, "es importante entonces que se haga todo lo posible para hacerlos crecer en una familia unida y estable. Para tal fin, es necesario exhortar a los cónyuges a no perder nunca de vista las razones profundas y la sacramentalidad de su pacto conyugal y a reafirmarlo con la escucha de la Palabra de Dios, la oración, el diálogo constante y el perdón mutuo".
Finalmente Benedicto XVI resaltó que "un ambiente familia no sereno, la división de los padres y, en particular, la separación con el divorcio, tienen consecuencias sobre los niños, mientras que sostener a la familia y promover su verdadero bien, sus derechos, su unidad y estabilidad es siempre el mejor modo de tutelar los derechos y las auténticas exigencias de los menores".
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