VATICANO,
Al presidir la Audiencia General de este miércoles dedicada a Santo Domingo de Guzmán, el Papa Benedicto XVI explicó que siguiendo el ejemplo de esta gran figura del medioevo, la evangelización exige una buena formación intelectual.
En su catequesis en el Aula Pablo VI, el Santo Padre explicó que Santo Domingo nació en Caleruega, Burgos, España, en 1170. En su formación "destacó por su interés en el estudio de la Sagrada Escritura y por su amor a los pobres".
Tras ser ordenado sacerdote fue elegido canónigo de la Catedral de Osma, "pero este nombramiento no lo interpretó como un privilegio personal, ni como el inicio de una brillante carrera eclesiástica, sino como un servicio hecho con dedicación y humildad". En este contexto cuestionó si "la carrera y el poder no son una tentación de la que no son inmunes ni siquiera quienes tienen un papel de animación y de gobierno en la Iglesia".
Benedicto XVI explicó que el Obispo de Osma "no tardó en reconocer las cualidades espirituales de Domingo" y quiso contar con su colaboración para una misión diplomática en el norte de Europa. En este viaje, Santo Domingo se dio cuenta de que "había pueblos todavía no evangelizados y la laceración religiosa que debilitaba la vida cristiana en el sur de Francia, sobre todo por la acción de algunos grupos heréticos, por la que los fieles se alejaban de la verdad de la fe".
El Papa Honorio III pidió a Santo Domingo "que se dedicara a predicar a los albigenses", un grupo herético que afirmaba que la creación provenía de dos naturalezas: el bien y el mal, y que negaba algunas realidades cristianas como la encarnación de Cristo y de algunos sacramentos. Santo Domingo "aceptó con entusiasmo esta misión, que realizó con el ejemplo de su existencia pobre y austera, con el anuncio del Evangelio y con discusiones públicas".
"¡Cristo es el bien precioso que los hombres y mujeres de todos los tiempos y lugares tienen el derecho de conocer y de amar! ¡Es consolador ver cómo también en la Iglesia de hoy hay tantos –pastores y fieles laicos–, miembros de antiguos órdenes religiosas y de nuevos movimientos eclesiales, que dan su vida con alegría por este ideal supremo: anunciar y testimoniar el Evangelio!".