VATICANO,
En su habitual catequesis de la Audiencia General celebrada este miércoles en el Aula Pablo VI, el Papa Benedicto XVI se refirió a John de Salisbury, un filósofo y teólogo inglés del siglo XII. De sus enseñanzas, dijo el Papa, se puede aprender que el ordenamiento jurídico de las naciones, las leyes, debe tener como base el derecho natural que respeta la dignidad de todo ser humano.
Al comenzar su catequesis, el Santo Padre relató que habiendo sido educado entre París y Chartres, John de Salisbury, fue consejero de los distintos prelados de la sede de Canterbury, de los que puso a disposición sus amplios conocimientos y dotes diplomáticas. Uno de ellos fue Santo Tomás Beckett, a quien siguió en su exilio a Francia, cuando el arzobispo se contrapuso al rey Enrique II que quería reafirmar su autoridad sobre la Iglesia, limitando así su libertad. Ya anciano fue elegido obispo de Chartres donde permaneció hasta su muerte en 1180.
Seguidamente citó las dos obras fundamentales de John de Salisbury, el "Metaloghicón" (En defensa de la lógica) y el Polycráticus (El hombre que gobierna). En la primera el filósofo escribe que "el creyente y el teólogo que profundizan en el tesoro de la fe se abren también a un saber práctico que guía las acciones cotidianas, es decir a las leyes morales y al ejercicio de las virtudes".
La tesis central del Polycraticus es la siguiente: "hay una verdad objetiva e inmutable cuyo origen reside en Dios, accesible a la razón humana y que atañe a la acción práctica y social. Se trata de un derecho natural en el que deben inspirarse las leyes humanas y las autoridades políticas y religiosas para promover el bien común". Esa ley natural se caracteriza por una propiedad que el filósofo "llama ‘equidad’, es decir la atribución a cada persona de sus derechos. De ella se derivan preceptos que son legítimos para todos los pueblos y que no pueden ser abrogados en ningún caso".
Benedicto XVI resaltó que el tema de la relación entre ley natural y ordenamiento jurídico-positivo, teniendo en cuenta la equidad, conserva su vigencia. "Efectivamente en nuestra época, sobre todo en algunos países asistimos a una separación preocupante entre la razón, que tiene la tarea de descubrir los valores éticos ligados a la dignidad de la persona humana y la libertad que tiene la responsabilidad de acogerlos y promoverlos", aseguró.