BARCELONA,
El Arzobispo de Barcelona, Cardenal Lluíz Martínez Sistach, expresó su oposición al retiro de la cruz de los colegios públicos y advirtió que el crucifijo no solo es un símbolo cristiano, sino también de la identidad cultural europea, por lo que quitarlo "empobrecería nuestra sociedad, que, a diferencia del Estado, no es laica, sino pluralmente religiosa".
"La presencia de la cruz en las aulas de las escuelas es un signo de fraternidad, de amor y de acogida. Estamos en un país que tiene una historia y una cultura más que milenaria en la que, desde siempre, la cruz es uno de sus principales exponentes", explicó el Purpurado, e indicó que quitarla "de las realidades religiosas, culturales y sociales de la convivencia sería un grave despropósito".
En un comunicado, señaló que ante el reto de la globalización y la multitud de inmigrantes de otras culturas, es urgente conocer y valorar la propia identidad para tener un diálogo "auténtico y enriquecedor" con quienes llegan.
"Si perdemos nuestra identidad sólo serán posibles estas dos reacciones que deben evitarse: el rechazo de todo lo que es diferente -xenofobia- o la acogida de todo lo que es diferente perdiendo nuestras raíces y nuestra identidad", advirtió.
La cruz, señaló, "tiene un doble sentido: religioso y cultural". Recordó que como signo religioso es la raíz del cristianismo y que por la muerte de Cristo se convirtió en fuente de vida, "en un instrumento de perdón y de amor a todos".
Por ello, recordó al Estado su deber de "respetar la libertad religiosa y no imponer a la sociedad cómo debe ser en una materia tan delicada y tan íntima como las convicciones religiosas y morales".