VATICANO,
En la Audiencia General de este miércoles que dedicó, ante unos 35 mil fieles, a la controversia que sostuvieron en el siglo XII San Bernardo de Claraval y Abelardo, el Papa Benedicto XVI resaltó que de este evento se debe aprender que el Magisterio, al que recurrieron, es el punto de referencia ineludible en la Iglesia.
El Santo Padre recordó en primer lugar que la teología es "la búsqueda de una comprensión racional, por cuanto sea posible, de los misterios de la Revelación cristiana creídos por fe: la fe que busca la inteligibilidad". Pero, mientras San Bernardo, representante de la teología monástica, "pone el acento en la fe, Abelardo (representante de la teología escolástica) insiste en la comprensión por medio de la razón".
"Para Bernardo la fe misma está dotada de una íntima certeza, fundada en el testimonio de la Escritura y en la Enseñanza de los Padres de la Iglesia", explicó.
San Bernardo, prosigue el Papa, destaca que en la unión mística entre el alma humana y Dios, la primera goza "de una gran serenidad y dulzura". "Como he recordado en la catequesis dedicada a la doctrina de San Bernardo, la teología para él no puede más que nutrirse de la oración contemplativa, en otros términos de la unión efectiva del corazón y de la mente con Dios".
Para este santo abad, "la fe está protegida e iluminada por el Magisterio eclesial" y sostiene que "la teología tiene un sólo objetivo: promover la experiencia viva e íntima de Dios".
Por su parte, Abelardo, "a quien se debe el término teología tal y como lo entendemos hoy, se ocupó primero de filosofía y después aplicó los resultados alcanzados con esta disciplina a la teología". Era "un espíritu religioso, pero su personalidad era inquieta y su existencia estuvo llena de sorpresas: contestó a sus maestros, tuvo un hijo con una mujer culta e inteligente: Eloisa, fue sometido a condenas eclesiásticas, aunque murió en plena comunión con la Iglesia, a cuya autoridad se sometió con espíritu de fe".