VATICANO,
Terminada la Santa Misa de clausura de la Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, el Papa Benedicto XVI recitó el Ángelus dominical con los fieles presentes en la Plaza de San Pedro desde los pies de la Basílica Vaticana, recordando a todos en sus palabras introductorias el esfuerzo de la Iglesia para que nadie se vea privado de lo necesario para vivir y que todos puedan conducir una existencia digna del ser humano.
“Agradecemos a Dios por el impulso misionero que ha encontrado terreno fértil en numerosas diócesis y que se expresa en el envío de misioneros a otros países africanos y de diversos continentes”, dijo el Santo Padre refiriéndose a los frutos del Asamblea Especial para África.
El Pontífice destacó, entre los temas vistos durante la Asamblea, “la familia, que también en África constituye la célula primaria de la sociedad, que hoy en día es amenazada por corrientes ideológicas provenientes incluso del extranjero”.
“¿Qué decir a los jóvenes expuestos a este tipo de presión –se preguntó el Santo Padre-, influenciados por modelos de pensamiento y de comportamiento que contrastan con los valores humanos y cristianos de los pueblos africanos?”.
Más adelante se refirió también a la gran necesidad de “reconciliación, de justicia y de paz” en África, recordando que “justamente a estas necesidades responde la Iglesia re proponiendo, con renovada fuerza, el anuncio del Evangelio y la acción de promoción humana. Animada por la Palabra de Dios y por la Eucaristía, esta se esfuerza porque nadie esté privado de lo necesario para vivir y que todos puedan conducir una existencia digna del ser humano”.
Seguidamente el Papa habló brevemente del Mensaje final de la Asamblea sinodal, citándolo como “un Mensaje que parte de Roma, sede del Sucesor de Pedro, que preside la comunión universal, y que también tiene su origen en África, recogiendo las experiencias, expectativas, proyectos, y retorna a esta llevando la riqueza de un evento de profunda comunión en el Espíritu Santo”.