VATICANO,
Al presidir la Audiencia General de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI se refirió a Pedro el Venerable, un santo abad de la famosa Abadía de Cluny del siglo XI y explicó que su ejemplo alienta a los cristianos a ser ejemplo de amor y perdón en medio de "un ritmo de vida frenético".
El Santo Padre señaló que este abad constituye "un ejemplo admirable de asceta riguroso consigo mismo y comprensivo con los demás". Nació hacia el 1094 y en 1122 fue elegido "abad de la célebre abadía benedictina de Cluny". Falleció en 1156. "Cultivó la amistad, especialmente con sus monjes, que habitualmente se confiaban con él, seguros de ser escuchados y comprendidos", dijo el Papa.
"Este santo Abad constituye un ejemplo también para los monjes y los cristianos de nuestro tiempo, marcado por un ritmo de vida frenético, donde son frecuentes los episodios de intolerancia y de incomunicabilidad, las divisiones y los conflictos. Su testimonio nos invita a saber unir el amor a Dios con el amor al prójimo, y a no cansarnos de reanudar las relaciones de fraternidad y de reconciliación", señaló.
El Santo Padre resaltó que Pedro el Venerable "afirmaba con vivo sentido eclesial, que las vicisitudes del pueblo cristiano deben ser sentidas en lo 'íntimo del corazón' por los que son 'miembros del cuerpo de Cristo'. Y añadía: 'No está alimentado por el espíritu de Cristo quien no siente las heridas del cuerpo de Cristo', allí donde se produzcan".
"Además, mostraba su solicitud y atención con quienes no formaban parte de la Iglesia, en particular con los judíos y musulmanes: para favorecer el conocimiento de estos últimos dispuso que se tradujera el Corán", agregó Benedicto XVI.
El Papa resaltó también el "amor a la Eucaristía y la devoción a la Virgen María" de Pedro el Venerable" así como "la predilección por la actividad literaria, para la que estaba muy dotado".