VATICANO,
Al presidir esta mañana la Eucaristía de canonización de cinco beatos, el Papa Benedicto XVI resaltó que la auténtica vida cristiana implica el heroísmo de la santidad.
Ante los fieles que abarrotaron la Basílica de San Pedro, el Santo Padre procedió a la canonización de los Beatos: Zygmunt Szczesny Felinsky, Obispo y fundador de la Congregación de las Franciscanas de la Familia de María; Francisco Coll y Guitart, sacerdote dominico fundador de la Congregación de las Dominicas de la Anunciación de la Beata Virgen María; Jozef Damian de Veuster, sacerdote de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María y de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento del Altar; Rafael Arnáiz Barón, religioso del Orden Cisterciense de la Estricta Observancia; y Marie de la Croix Jugan, fundadora de la Congregación de las Pequeñas Hermanas de los Pobres.
En su homilía el Santo Padre destacó la santidad como la acogida a la exigente invitación del amor de Dios que pide una confianza sin reserva ni medida con una humilde docilidad para poder seguir a Cristo crucificado y resucitado.
Reflexionando sobre el joven que pregunta a Jesús por el modo de llegar a la vida eterna, el Papa hizo notar que “de lo poco que se dice podemos sin embargo percibir su sincero deseo de alcanzar la vida eterna conduciendo una honesta y virtuosa existencia terrena. Conoce en efecto los mandamientos y los observa fielmente desde la juventud".
Y sin embargo, continuó, "todo esto, que ciertamente es importante, no basta. Falta una sola cosa, pero una cosa esencial. Viéndolo bien dispuesto, el divino Maestro lo fija con amor y le propone el salto de calidad, lo llama al heroísmo de la santidad, le pide dejarlo todo para seguirlo”.