ROMA,
El Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, Mons. Antonio María Veglió, señaló que si bien a la Iglesia no le compete las medidas políticas en materia de inmigración, sí puede exigir la "solidaridad para quienes viven en situaciones de vulnerabilidad, como los refugiados e inmigrantes".
En entrevista concedida a L'Osservatore Romano, el Arzobispo recordó además que el asilo es "un derecho humano fundamental" cuyo respeto "viene previo a los problemas concretos relacionados a su situación".
Para el Prelado vaticano, si bien la situación de los refugiados y los inmigrantes genera dificultades económicas y jurídicas reales que exigen "políticas iluminadoras", es necesario "conocer de manera objetiva el fenómeno a nivel internacional" para orientarlo y "gestionarlo teniendo en cuenta los distintos aspectos involucrados".
Además de defender a los inmigrantes y refugiados, explica el Arzobispo, la Iglesia siempre estará del lado de los "ancianos, discapacitados y enfermos terminales, expresando nuestra oposición a los intentos que van contra el derecho a la vida".
"Sin duda no bastan las leyes para favorecer el crecimiento de una sociedad integrada, en la que sus distintos componentes convivan pacíficamente y mutuamente se enriquezcan. Todas las instancias culturales y educativas deben estar involucradas en un proceso que involucra todos los ámbitos de la vida".
Tras comentar el caso de Europa que ya tiene actualmente un rostro "multiétnico, multirreligioso y multicultural, y que todavía manifestará esas características en el futuro", el Arzobispo advirtió que "negar la metamorfosis que se está dando a nivel internacional no solo es absurdo sino también una opción peligrosa e iiresponsable, porque no acepta gestar un fenómeno que ya ha asumido tratados estructurales y globales, buscando favorecer los aspectos positivos y reducir los negativos".