MÉXICO D.F.,
El Obispo Auxiliar de Antequera-Oaxaca, Mons. Oscar Campos, afirmó que los desastres naturales como terremotos, huracanes e inundaciones, son un llamado fuerte a la solidaridad cristiana y una prueba para la calidad de un pueblo.
En el contexto del paso del huracán Jimena que amenaza las costas de México, el Prelado también señaló que estas situaciones deben "ser motivo para implementar los mecanismos de respuesta eficaz desde las instancias responsables del Estado; y, al mismo tiempo, una cultura de prevención en la que participemos todos los miembros de la sociedad".
Mons. Campos recordó que los desastres no son un castigo de Dios porque Él es vida. "El dolor y la muerte; los desequilibrios de la naturaleza que provocan graves tragedias, no son sino parte de la condición material que camina hacia la plenitud en medio de los dolores de parto de la Nueva Creación", afirmó.
Asimismo, reafirmó la misión de la Iglesia de llevar consuelo espiritual a quienes sufren y de impulsar la solidaridad inmediata y la reconstrucción de las comunidades afectadas. "Son numerosas las organizaciones de Iglesia que, sin mucha publicidad, suelen acudir ante las tragedias de nuestros pueblos", destacó.
En ese sentido, criticó a quienes lucran "con el dolor humano en cualquier desastre", y afirmó que "cuando nos unimos frente a la adversidad, cuando superamos nuestras divisiones políticas, nuestros rencores y olvidamos nuestros enfrentamientos sociales, entonces es cuando verdaderamente sale a flote la calidad de un pueblo".
Finalmente, tras señalar que algunos desastres son provocados por el cambio climático, el Prelado afirmó que "la luz de la fe nos hace ver más allá de las sombras de los males inmediatos; la esperanza nos levanta el ánimo en medio de las dificultades; y, la caridad nos anima a trabajar unidos para la superación de cualquier mal".