ROMA,
El Revisor Internacional de la Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa Sede, Thomas Hong-Soon Han, resaltó que para los cristianos no puede valer solamente la lógica del "mayor provecho al más bajo costo posible"; pues nada debe hacer que en las operaciones económicas se sacrifiquen las exigencias de la justicia y la caridad; como explica el Papa Benedicto XVI en la encíclica Caritas in veritate.
En una entrevista concedida a L'Osservatore Romano, el experto coreano puso como ejemplo la necesidad de alguien de Iglesia de construir un edificio cualquiera: "Lo que se ofrece no debe valorarse considerando solamente la conveniencia económica. Es necesario considerar las propuestas de una determinada compañía y ver cuáles son las condiciones de trabajo, el nivel de salarios, en resumen ver cómo se realiza concretamente la justicia en la organización de la actividad productiva".
Si por ejemplo, prosigue, "se verifican situaciones de explotación de los trabajadores, es evidente que aceptar lo propuesto significaría para la Iglesia hacerse corresponsable –aunque sea solo indirectamente– de esta lógica injusta. Por ello una oferta de este tipo debe ser rechazada. Así, este es el único modo de presión que tenemos para convencer a los responsables de una empresa para que respeten las condiciones de la justicia y la caridad".
Thomas Hong-Soon advierte además que es "fácil ceder a la tentación de obtener primero que nada condiciones favorables desde el punto de vista económico. A veces esto viene justificado en nombre de las exigencias de la caridad: el alivio de un sector – se dice– puede significar mayor disponibilidad para otras actividades sociales y humanitarias. Pero se olvida que en todo caso 'la caridad exige la justicia' como escribe el Papa en la Caritas in veritate".
Luego de explicar que su labor consiste en revisar los balances económicos de la Santa Sede, el experto explica que la Iglesia debe promover la "misionariedad" en la economía, es decir, "dando ejemplo especialmente en términos de sobriedad y solidaridad. Lo importante es ser fieles a la enseñanza evangélica sin dejarse convencer por la lógica del mundo".
Al referirse luego a la actual crisis económica global, el coreano afirma que el origen de la misma es "un déficit moral. El capitalismo no funciona sin una base ética. Las cosas caen cuando sus fundamentos no están en principios morales. En los billetes de dólares está escrito In God we trust, 'Confiamos en Dios'. Por eso, si el mercado se basa únicamente en el interés egoísta y no 'confía en Dios', falla".