ROMA,
El Secretario de la Congregación para la Educación Católica, Mons. Jean-Louis Bruguès, anunció que este dicasterio podría dar a conocer un nuevo texto "breve, incisivo y muy claro sobre la formación de los candidatos al sacerdocio"; que saldría a la luz en el mes de junio de 2010, al finalizar el Año Sacerdotal.
Esta iniciativa, explica el Arzobispo en entrevista concedida a L'Osservatore Romano, está siendo trabajada en el mencionado dicasterio que en los próximos meses convocará a la comisión interdicasterial permanente que se ocupa de la formación de los candidatos a las órdenes sagradas.
Al referirse luego a la necesidad de una buena formación para los seminaristas, Mons. Bruguès explicó que esta consiste en aquella "que es capaz de adaptarse y evolucionar de acuerdo a los cambios de la sociedad" para lo que "hace falta generosidad para acoger a las nuevas generaciones y también el discernimientos: las dos cosas van de la mano", agregó.
Se trata, prosiguió, de "discernir en ellos lo que debemos alentar y lo que debemos corregir. He notado que una buena parte de los jóvenes que se presentan a las casas de formación en países como Italia, España, Francia, Alemania y Estados Unidos tienen una buena formación profesional, basada en una buena formación universitaria de alto nivel; pero al mismo tiempo carecen de una cultura general y, sobre todo, les falta una cultura cristiana".
Por estas razones, dijo, "auspicio que al inicio de la formación de los seminaristas exista un año propedéutico y que la formación misma sea adaptada a la fisonomía de las nuevas generaciones. Esto servirá para evitar luego la dispersión de las disciplinas académicas y tener en vez de eso una visión sintética de la teología, subrayando también el rol de la filosofía, en particular la metafísica, como primera preparación para la teología".
Finalmente al referirse al auxilio que la psicología puede prestar para revisar algunos casos de los candidatos al sacerdocio, el Arzobispo indicó que esto ha de hacerse allí "cuando sea necesario", es decir, "cuando esto puede ayudar al candidato a superar en su realidad aquellas heridas no curadas que provocan disturbios, desconocidos a veces por el mismo candidato" para afrontarlos adecuadamente; como explica el documento de 2008 sobre las competencias psicológicas para la admisión y formación de los seminaristas.