BUENOS AIRES,
El traslado de los restos del beato Ceferino Namuncurá a un remoto asentamiento mapuche en la provincia argentina de Neuquén constituye un acontecimiento que debe ser leído como una invitación a un mayor compromiso de la juventud, señaló el Obispo de Viedma, Mons. Esteban Laxague.
La urna con los restos del Beato Ceferino Namuncurá llegaron este jueves al asentamiento mapuche de San Ignacio, ubicado a 60 kilómetros de Junín de los Andes, Neuquén, después de ser retirados del Santuario de María Auxiliadora, en la localidad bonaerense de Fortín Mercedes, donde eran resguardados y venerados desde 1924.
Los restos fueron llevados por familiares del "Lirio de las Pampas", quienes el miércoles hicieron una breve parada en Chimpay, Río Negro, pueblo natal y lugar donde se realizó la beatificación de Ceferino el 11 de noviembre de 2007.
Según explica la Agencia Católica Argentina AICA, el traslado generó gran malestar entre los vecinos de Pedro Luro y Fortín Mercedes, provincia de Buenos Aires, a quienes los representantes de la congregación salesiana debieron explicar el porqué de esa decisión motivada por un reclamo ancestral de los familiares de Namuncurá.
El padre Vicente Tirabasso, delegado de la arquidiócesis de Bahía Blanca, precisó que la familia Namuncurá había solicitado el traslado en 2001 y que el trámite fue pospuesto por varios motivos. "La confirmación llegó a fines de julio y ellos querían contar con Ceferino para su festividad que es el 26 de agosto", puntualizó el religioso.
Unas 1.500 personas de Pedro Luro despidieron la urna con los restos del beato Ceferino Namuncurá.