ROMA,
El Prefecto para la Congregación para el Clero, Cardenal Claudio Hummes, al presidir en Ars (Francia) la Misa solemne en la fiesta de San Juan María Vianney que hoy conmemora el 150º aniversario de su fallecimiento, señaló que al decretar el Año Sacerdotal, el Papa Benedicto XVI espera que el espíritu en el que ha de vivirse este año jubilar sea el de la santificación.
En el Santuario dedicado al Santo Cura de Ars y ante el Obispo de Belley-Ars, Mons. Guy Marie Bagnard, y numerosos sacerdotes y fieles llegados de toda Francia; el Cardenal Hummes destacó que la Iglesia "quiere decirle a los sacerdotes que da gracias a Dios por ellos, que los admira y los ama, los quiere sostener con su oración, los acompaña en su camino de fidelidad, les manifiesta su reconocimiento, los quiere ayudar concretamente y colaborar con ellos en su tarea pastoral".
Tras explicar que los sacerdotes del mundo tienen una cita con el Santo Padre del 9 al 11 de junio de 2010 en el Congreso Internacional en Roma, el Cardenal Hummes resaltó el ejemplo del Santo Cura de Ars, cuya vida "es rica de enseñanzas. Él aparece como modelo sacerdotal por su vida de fe y oración constante, por su espiritualidad profunda y sólida, su penitencia, su humildad y pobreza, su modo de colocar la celebración de la Misa al centro de la vida parroquial, su infatigable y maravilloso ministerio del sacramento de la Confesión, su ministerio de la Palabra de Dios para la predicación y la catequesis, su amor por los pobres, su caridad pastoral que lo llevaba a encontrar a cada habitante de su parroquia para convertirlo y salvarlo".
San Juan María Vianney, agregó el Cardenal, "no quería perder a ninguno y no quería descansar sin antes haber visto a todos en la iglesia, asiduos y frecuentes en la recepción de los sacramentos".
"Así también nosotros (los sacerdotes) –continuó– por el simple hecho de nuestra ordenación, estamos todos consagrados para participar en la misión universal del Hijo de Dios, Jesucristo. Es nuestro ser sacerdotal y misionero. Con la exigencia de adaptarnos a las necesidades específicas de nuestra época, somos 'enviados' para anunciar la Buena Nueva a todos los hombres, en particular, como hizo el Cura de Ars, a todos los bautizados que se han alejado de la luz de la fe, comenzando por los más pobres".
Tras señalar que el sacerdote no puede limitarse a su templo parroquial sino que debe salir de él para buscar a los fieles, el Prefecto de la Congregación para el Clero subrayó la importancia de atenderlos en el sacramento de la confesión porque "todavía hoy, ciertamente, nuestros contemporáneos buscan el perdón, la paz interior, la reconciliación con Dios y el prójimo, pero con frecuencia no encuentran a la persona que pueda indicarles el camino o que los comprenda en la confesión. Es verdaderamente un ministerio esencial de todo sacerdote".