VATICANO,
En su primera encíclica social “Caritas in veritate” (Caridad en la verdad), el Papa Benedicto XVI establece el estrecho vínculo que existe entre la caridad y la verdad; y propone la encíclica Populorum Progressio de Pablo VI y su preocupación por el desarrollo integral, como la “nueva Rerum Novarum”, es decir, como la encíclica que marcó el inicio del Magisterio Social Pontificio.
Al iniciar la encíclica, el Santo Padre explica que “la caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. El amor –“caritas”– es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta”.
Tras indicar luego que “la caridad es la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia” y que “todas las responsabilidades y compromisos trazados por esta doctrina provienen de la caridad que, según la enseñanza de Jesús, es la síntesis de toda la Ley”, el Papa reconoce “las desviaciones y la pérdida de sentido que ha sufrido y sufre la caridad, con el consiguiente riesgo de ser mal entendida, o excluida de la ética vivida y, en cualquier caso, de impedir su correcta valoración. En el ámbito social, jurídico, cultural, político y económico, es decir, en los contextos más expuestos a dicho peligro, se afirma fácilmente su irrelevancia para interpretar y orientar las responsabilidades morales”.
Seguidamente Benedicto XVI alienta a “buscar, encontrar y expresar la verdad en la ‘economía’ de la caridad, pero, a su vez, se ha de entender, valorar y practicar la caridad a la luz de la verdad. De este modo, no sólo prestaremos un servicio a la caridad, iluminada por la verdad, sino que contribuiremos a dar fuerza a la verdad, mostrando su capacidad de autentificar y persuadir en la concreción de la vida social”.
“La verdad libera a la caridad de la estrechez de una emotividad que la priva de contenidos relacionales y sociales, así como de un fideísmo que mutila su horizonte humano y universal. La verdad, rescatando a los hombres de las opiniones y de las sensaciones subjetivas, les permite llegar más allá de las determinaciones culturales e históricas y apreciar el valor y la sustancia de las cosas. La verdad abre y une el intelecto de los seres humanos en el lógos del amor: éste es el anuncio y el testimonio cristiano de la caridad”.
Dado que “en el contexto social y cultural actual, en el que está difundida la tendencia a relativizar lo verdadero”, el Pontífice resalta que “vivir la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral”.